«Desde el principio, esta campaña ha estado inspirada políticamente», aseguró Patrick Craven, portavoz de la potente confederación sindical Cosatu.

«Las instituciones del Estado han estado y siguen estando manipuladas y utilizadas para dirimir las batallas entre las distintas facciones», añadió.

Hace dos semanas, Jacob Zuma fue elegido presidente de la ANC con el apoyo de los comunistas, de Cosatu y de las Ligas de la Juventud y de las Mujeres.

Ayer, fue inculpado por corrupción, fraude y blanqueo de dinero por el fiscal general (NPA, National Prosecuting Authority), que le envió una citación para comparecer ante los tribunales el 14 de agosto de 2008, una medida que podría arruinar sus esperanzas de presentarse a las elecciones presidenciales de 2009.

«Hay claramente una intervención política tras la decisión» judicial, coincidió el secretario general de la Liga de la Juventud de la ANC, Sihle Zikalala. A su juicio, esta imputación «no tiene más objetivo que impedir que se convierta en el presidente del país». «No podemos decir quién está detrás, pero lo que sí sabemos es que el presidente Mbeki está al corriente».

No son pocos los que recuerdan que sobre Mbeki, que sufrió una humillante derrota frente a Zuma en el Congreso, pesan sospechas de corrupción que harían pasar a este último por poco menos que un santo.

La fecha elegida para anunciar la inculpación, entre Navidad y Año Nuevo, alimenta la tesis de los que apoyan a Zuma. «Ha sido calculada para mitigar posibles protestas», señaló su abogado, Michael Hulley.

Los analistas no dudan de que el anuncio del proceso enrarecerá el panorama político.