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IBILIZ IBILI | ANTXON ITURRIZA «AIZPEL»

Vuelta al embalse de Leurtza Recuerdos de bandidos y carlistas

El pantano de Leurtza, emplazado en las cercanías de Urrotz, en el valle navarro de Ezkurra, es la referencia central de un entorno de extraordinaria belleza natural. Este doble embalse, construido en 1920, será también el eje sobre el que trazaremos nuestro recorrido montañero de hoy.

Partimos del lugar destinado a aparcamiento en la ribera del embalse (690 m). Caminamos unos metros por la pista de grava que lo rodea hasta encontrar un poste que nos indica a la izquierda la dirección del collado de Zumarrena. El sendero nos enfila a cruzar sobre el muro del segundo embalse. Ya en la orilla opuesta, un ancho camino bordea la orilla de la cubeta hasta encontrar después de un corto ascenso un nuevo indicador. Seguiremos ascendiendo por el bosque ayudados por la referencia del balizaje del PR 102. Así alcanzaremos los restos de la antigua calzada que unía las tierras de Ultzama con las del Bidasoa. En estas mismas piedras tuvieron que rechinar los herrajes de las cabalgaduras de la improvisada corte de Carlos VII aquel 4 de mayo de 1872. El aspirante carlista había partido de Urrotz con más de dos mil hombres reclutados en el entorno del Bidasoa. No podía imaginar que tan sólo unas horas después le esperaba en Orokieta una cruda derrota que enterraría para siempre sus pretensiones al trono.

Alcanzamos el collado de Zumarrena (880 m). Tenemos al frente una alambrada, cuyo ángulo está marcado por un mugarri triangular, con la fecha incisa del año 1781, que separa los términos de Ultzama, Urrotz y Labaien.

Bandidos de Lantz

Vamos a descender unos pocos metros en dirección a Ultzama. Al borde del camino nos aguarda una cruz de hierro, que conserva el recuerdo del drama que aconteció en este lugar. Corría el mes de febrero de 1813. Cinco arrieros burundeses ascendían por el puerto desde Eltzaburu, cuando les salieron al paso tres asaltantes. Eran los temidos bandidos de Lantz. Diego Zufiaurre les hizo frente. Uno de ellos, llamado Juan Martín Cenoz, le disparó un tiro a bocajarro, cayendo muerto a sus pies.

Cinco años más tarde, los bandidos fueron hechos presos y ajusticiados el 4 de julio de 1818 en Iruñea, siendo establecido en la condena que la cabeza de Cenoz fuese colocada dentro de una jaula junto a la cruz en el mismo lugar en el que cometió su crimen. Se cuenta el morboso detalle de que a aquella cabeza le estuvo creciendo el pelo durante mucho tiempo.

Regresamos junto al triple mugarri y nos encaminamos con rumbo noroeste por la pista que sigue en paralelo a la divisoria de aguas. Tras sobrepasar una cabaña de cazadores, encontraremos un nuevo poste indicador. Estamos en el collado de Uztakorta. Escogeremos la dirección que nos llevará hacia la cima de Bonozorrotz. Abordamos un fuerte repecho que asciende por el bosque hasta alcanzar terreno despejado. Poco más adelante alcanzaremos la cima de Soratxipi (1.069 m). Desde este lugar aparece ante nosotros un dilatado panorama que domina desde la costa hasta el Pirineo y desde Aralar hasta las últimas montañas del Bidasoa.

Siguiendo la línea de las cumbres llegaremos sin mayor esfuerzo hasta la cumbre de Bonazorrotz (1.018 m). A nuestros pies quedan ahora como piezas de un nacimiento los caseríos de Beintza y Labaien.

Desde la cumbre retrocedemos unos metros hasta situarnos en un breve collado junto a un nuevo indicador que nos muestra la ruta de retorno a Leurtza. El sendero faldea la ladera durante algunos minutos hasta entroncar con el camino que llega desde Beintza a través del collado de Urrabita.

Continuamos el descenso salvando un par de atakas. El propio camino nos devolverá al punto de partida junto al espejo azulado de las aguas de Leurtza.

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