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arrancan las primarias en eeuu

Se abre la carpa electoral

El caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire significan el comienzo de la carrera para que los partidos Republicano y Demócrata de Estados Unidos nominen a sus candidatos a la presidencia del país. Esta cita es la apertura oficial de todo un espectáculo, circense para muchos, que acabará con la nominación del futuro presidente de la potencia que quiere seguir dominando el mundo.

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Análisis | Txente REKONDO Gabinete Vasco de Análisis Internacional

Durante el año recién concluido, el debate político e institucional ha estado centrado en una media docena de temas: la llamada inmigración ilegal, la crisis inmobiliaria, el aumento de los productos alimenticios, el petróleo, la ocupación de Irak y las amenazas hacia Irán...

La campaña que se pone en marcha girará en buena medida también en torno a ellos. La actitud hacia Irak o Irán, la situación económica y la dependencia energética, la seguridad nacional (bandera de enganche para justificar buena parte de las medidas internas y externas ), la inmigración, la reforma o no del sistema sanitario y otros asuntos como el aborto, los derechos de los homosexuales o el control de armas, serán los temas estrella de la campaña.

Durante estos meses previos a las citas de Iowa y New Hampshire, los candidatos se han organizado para lograr una «imagen pública», necesaria para atraer a los votantes de los caucus y primarias. También han desarrollado una importante maquinaria organizativa para lograr recaudar los fondos necesarios para su campaña y conseguir al mismo tiempo el status de «ser tomados en serio» por los medios de comunicación. En los últimos años, estas actividades cada vez absorben más tiempo y recursos a los candidatos.

Ahí quedan claramente retratados los pilares del sistema electoral, el dinero para afrontar la campaña y la virtualidad que otorgan los medios de comunicación. Por todo ello, para muchos analistas este sistema se muestra ineficiente si lo que se busca es una participación democrática en su totalidad. Y la muestra más cercana la encontramos en las citas de Iowa y New Hampshire, que pueden condicionar en buena parte todo el proceso de nominación. Expertos locales señalan que «la mayoría de los aparatos de los candidatos están centrados en estos dos estados. Los contendientes han visitado más que nunca esos lugares, la cobertura mediática es mayor que nunca y se gasta mucho más dinero que en el pasado». Y esto no deja de ser paradójico, pues «la carrera presidencial puede depender de los resultados de dos pequeños estados con muy poca representatividad en el conjunto del país».

Teóricamente, el sistema de primarias buscaba un mayor consenso a la hora de presentar un candidato para la presidencia, una mayor unidad dentro del partido político y sobre todo una mayor y más abierta participación en las convenciones. Sin embargo, desde los cambios de finales de los sesenta, cuando el sistema de primarias se convierte en dominante, ninguna de esas predicciones se cumplido. La fragmentación del proceso y la naturaleza del federalismo norteamericano han condicionado en parte ese resultado. Hoy por hoy no se puede afirmar que de los vencedores de Iowa y New Hampshire salga el futuro presidente de EEUU, ni que la nominación de candidatos haya concluido, pero sí es cierto que los que mejor colocados salgan de estas dos citas contarán con más posibilidades que los derrotados, alguno de los cuáles se diluirán en las próximas semanas. Los triunfadores acaparan más tención en los medios de comunicación y sus apoyos financieros también miran con lupa el resultado, para seguir aportando fondos o no.

Hablar de diferencias sustanciales y de fondo entre el proyecto demócrata o republicano sería absurdo, sin embargo entre los diferentes candidatos sí se pueden apreciar importantes discrepancias de forma. Así, mientras los demócratas apuntan factores tácticos y personales para diferenciar a unos de otros, en el campo republicano podemos estar asistiendo a un resquebrajamiento de la unidad y la estrategia que forjaron los diferentes sectores conservadores hace unas décadas.

Los datos apuntan mayoritariamente a un Partido Demócrata más unido ideológicamente, donde el nominado final tendrá el apoyo del conjunto del partido, mientras que en el caso del Partido Republicano, la división está más acentuada, y los factores que determinen el vencedor son menos claros. Hay quien se atreve a señalar que podemos estar ante una tormenta dentro del campo republicano, incluso hay quienes anticipan el final del dominio neoconservador.

Al final podremos observar con nitidez que estas dos carreras paralelas hacia la Casa Blanca son las dos caras de la misma moneda, y encontrar diferencias de peso entre las políticas que aplique un presidente demócrata o uno republicano es mera ilusión. Y como muestra la actitud de la mayoría de ambos partidos ante la invasión de Irak, donde votaron a favor, a pesar de que algunos en estos momentos intenten desdecirse de lo aprobado. De todas formas, estos días uno de los mayores espectáculos del mundo abre sus puertas bajo la carpa electoral en Estados Unidos.

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