Maite SOROA
La última melonada (ahora sobre fútbol)
El fútbol les trae de cabeza. Es su penúltima obsesión, y mira que tienen tendencia natural a obsesionarse con cualquier cosa. Ayer, por ejemplo, un tal Manuel Molares do Val en «Periodista Digital» firmaba una melonada de las que hacen antología. Según el cronista deportivo «los partidos de fútbol de las selecciones `nacionales' autonómicas jugados el último fin de semana de 2007 mostraron a decenas de millares de patriotas con mejores berridos y gestos simiescos que Manolo el del Bombo». Ya ven cómo se han picado.
Y se ponía el tío en plan trascendente: «Es que el nacionalismo español es irrelevante, desvaído, átono. Sólo defendido por Manolo el del Bombo, al que abandonó su familia por su excesiva entrega a la Selección Nacional. Y perdió también su fructífero negocio, un club de carretera lleno de señoritas. Heroica renuncia, no puede negarse». O sea que el tal Manolo además de pesado era proxeneta, macarra, chulo, como quieran llamarle.
Y llega a donde quería el personaje al hablar del partido Euskal Herria-Catalunya y lo comparaba con el de Galicia-Camerún: «En ese partido había muchísimos Manolos del Bombo independentistas. Se quemaron más banderas y se gritó más ¡Puta España! que en Vigo. ¡Qué bárbaros! Verdaderos bárbaros, sí, con sus fuegos purificadores. Qué carlistada tan del Ku-Klux-Klan». Toda una clase magistral de historia condensada ¿Observan el nivel que ha alcanzado la inteligentsia del nacionalismo español?
Para fundamentar su relato sobre la relación entre fútbol, racismo y nación advertía que en «el partido entre Cataluña y Euskal Herria -ahora no se dice Euskadi, sino Euskal Herria, por imperial expansionismo territorial- los héroes se apellidaban Prieto, Lafuente o Bojan, de origen serbio». Lo bueno es bautizar a Johann Juanito -¿se acuerdan del esquiador nacionalizado español?-.
Y para terminar de coronar su bodrio se mofa de la gente que acudió a ver a su selección a San Mames: «Igual que tras tantas manifestaciones patrióticas; grandes masas del público acabaron en locales bilbaínos como uno llamado El Bombo. Placenteros clubes como el que perdió Manolo. Para el descanso del guerrero independentista». Definitivamente este tío es un lerdo.