Leves, graves o muy graves. De este modo se clasifican las infracciones disciplinarias que la Comisión de Desarrollo Estatutario y Normativo de la UPV-EHU aprobó a mediados de noviembre, a propuesta del rector. Para entrar en vigor, el siguiente trámite que debe superar la propuesta es la aprobación en el Claustro Universitario. De hecho, el listado pretendía ser aprobado el pasado diciembre, en el primer Claustro celebrado tras las elecciones universitarias, pero más de un centenar de alumnos irrumpieron en el acto, que finalmente quedó suspendido. Está previsto que el próximo 31 de enero se proceda a votar el listado nuevamente.

En la propuesta se recogen infracciones de diferente transcendencia; también entre las sanciones que han propuesto se hallan medidas de repercusión desigual. El alumno o alumna que cometa una infracción puede ser amonestado verbalmente, suspendido temporalmente o hasta ser expulsado de la Universidad si ha cometido alguna infracción considerada «muy grave». La expulsión puede ser temporal, pudiendo alargarse hasta a cuatro años, o bien definitiva.

En cuanto a las infracciones que se han recogido en el citado listado, los responsables de la Universidad han calificado de muy grave, por ejemplo, «la obstrucción o interrupción por la fuerza de la celebración de actos académicos o del cumplimiento de las disposiciones universitarias». De ese modo, si el Claustro Universitario da el visto bueno al listado, los alumnos podrán ser expulsados de la entidad universitaria, por ejemplo, por protestar en algún acto oficial. En este apartado, se incluye también «la comisión intencionada de actos de agresión física o verbal, intimidación, amenaza o todo tipo de acoso, incluido el acoso moral, sexual y sexista, en contra de miembros de la Universidad, dentro o fuera del recito universitario». Se califica de infracción grave, por su parte, «resistirse, en cualquier forma, a cumplir las órdenes legítimas o disposiciones legales o reglamentarias, dando lugar a una perturbación al menos leve del normal desarrollo de las actividades universitarias».

Entre las infracciones de carácter leve han clasificado, entre otros, «la desconsideración en el trato a un miembro de la Comunidad Universitaria o del personal de las entidades colaboradoras o que presten servicios en la misma, que no alcance una entidad suficiente para ser calificada como infracción grave». En total se recogen 28 infracciones.

Los alumnos consideran que estas normas pretender acallar la voz de los estudiantes, que en los últimos tiempos se han posicionado contra el proceso de Bolonia.

«Una herramienta represiva»

Desde la organización estudiantil Ikasle Abertzaleak no han querido valorar las infracciones que se recogen en el listado. «Creemos que lo que sobra es el mismo listado, cuyo único objetivo es silenciar el sentir mayoritario de los estudiantes contra el proceso de Bolonia», aseguran. Lo califican como una paso más en el camino a la imposición de esta reforma. «En un primer momento optaron por ocultar información y fuimos los estudiantes los que recabamos y divulgamos los datos relativos al proceso de Bolonia; posteriormente, su estrategia se basó en destacar todos aquellos puntos que podrían resultar más positivos; en estos últimos tiempos han optado por la represión y esta normativa es una herramienta más».

Consideran que la universidad debe ser un espacio donde se impulse el espíritu crítico «y con estas normas lo único que se pretende es que los alumnos se conviertan en robot que no hacen más que acudir a clase; se va castigar tener iniciativa».

Además, representantes de la organización estudiantil critican que estas medidas tan sólo estén dirigidas al alumnado y no a toda la comunidad universitaria. «¿Somos los alumnos los únicos que debemos ser sancionados?», se preguntan.