GARA > Idatzia > Gutunak

Gotzon Amaro Lopez Bilbo

«Kirruli» en el recuerdo, agur Alonso

Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras. Entre esas imágenes hay algunas que por la crudeza del momento que retratan, se incrustan en nuestras memorias de tal forma que se vuelven imborrables.

Entre las muchas imágenes que retratan la reciente historia de nuestro pueblo hay dos; no las únicas, que por la rabia, impotencia e incomprensión que producen al observarlas a mí personalmente me crearon un impacto especial.

Son dos secuencias que transcurren en décadas diferentes pero que tienen grandes similitudes. Dos décadas, dos imágenes y dos cuerpos de policías «diferentes»? en una idéntica actuación.

La primera, cronológicamente la más cercana, tiene lugar en el año 1995 en el aeropuerto de Hondarribia. A la llegada de los restos de Lasa y Zabala la policía española carga brutalmente contra las personas que allí esperaban. Posteriormente la Ertzaintza es la encargada de secuestrar los cuerpos y de cargar en el cementerio contra los familiares.

Retrayéndonos más en el tiempo llegamos hasta la imagen que ha originado estas líneas. Es el año 1986. Transcurre por una céntrica calle de Bilbao. Familiares y amigos portan el cuerpo sin vida de Joseba Asensio, «Kirruli», preso político que fallecía en la prisión de Herrera de La Mancha a causa de la desatención médica a una grave enfermedad que padecía.

Había órdenes de cargar contra el féretro y la policía se empleaba a fondo contra las personas que estaban cometiendo el delito de llevar en sus hombros el cuerpo de Joseba. Los agentes de la policía española aporreaban de forma brutal a las personas que se protegían así mismas, pero que sobre todo defendían el féretro con las únicas armas de sus manos.

Estoy convencido de que cualquiera que haya visto estas imágenes se acordará de un hombre mayor, grande y robusto que cargado de la dignidad y fuerza de estar defendiendo nada menos que el cuerpo ya sin vida de su hijo paraba los porrazos con sus propias manos.

Se trataba del aita de Joseba; Alonso Asensio. Que seguramente sin ser consciente de ello se convertía en un ejemplo de dignidad.

Transcurridos mas de 21 años de estos sucesos, el aita de Kirruli, Alonso Asensio, moría el pasado día 25 en Bilbao. Un fallecimiento que ha pasado desapercibido. Como seguramente sería su deseo.

Y seguramente una de las razones por las que haya pasado más desapercibido era que ese día nuestra atención estaba en la muerte de Natividad Junko.

Una trágica casualidad ha hecho coincidir en el mismo día el fallecimiento de dos personas castigadas directamente por una política penitenciaria que no ha traído más que muerte y dolor para las personas encarceladas y para sus familiares y amigos.

Estas líneas pretenden ser un pequeño homenaje a un aita que se ha ido sin recibir ninguna explicación lógica de ningún responsable político de por qué Joseba murió en la cárcel.

Quieren ser un homenaje a la imagen de Alonso; a la de Nati y es a la vez un homenaje a otras miles de imágenes que inmortalizan a diario todos y cada una de los familiares de las y los represaliados políticos vascos.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo