Hubo que contener la respiración hasta el final, no podía ser de otra manera, pero al menos esta vez, el Eibar sí pudo hacer buena su ventaja. En un encuentro en el que fue de menos a más, el conjunto azulgrana acabó haciéndose con tres puntos que le aúpan hasta los 28, colocan ya a once al Albacete y le conceden crédito y confianza para los dos duros escollos que tiene por delante.

No se puede pedir más, sobre todo teniendo en cuenta las circunstancias en las que afrontaba el Eibar el encuentro: un jugador del filial y dos recién recuperados de sendas lesiones en el banquillo, un solo delantero en la convocatoria, un par de jugadores del once que apenas habían podido entrenar durante la semana... Y además el Albacete, que estará en puestos de descenso, pero que ayer no lo puso nada fácil.

Sobre todo en la primera parte, en la que la puntería corrió del lado local, pero el juego y las ocasiones tuvieron, sobre todo, color manchego. Con un par de revoluciones más que su anfitrión y mejor colocado también sobre el verde, el Albacete fue el claro dominador del choque. Por si fuera poco, coincidieron el mejor jugador visitante, José Javier Barkero, y un Carmelo Yuste desubicado -Manix apostó finalmente por el maño en el lateral diestro, aunque cambió de posición un par de veces posteriormente- y recién salido de una lesión. Por esa banda llegó casi todo el peligro, incluyendo la ocasión más clara de los manchegos, que concluyó con el remate de Morán al larguero.

Del Olmo, listo

Conforme se acercaba el descanso, el Eibar empezó a despertar, aunque distaba mucho del equipo arrollador que acostumbra a pasar por Ipurua cada quince días. Afortunadamente, tampoco es imprescindible habiendo sobre el campo jugadores como Joseba del Olmo, que acabó sentenciando el partido con una de sus habituales muestras de astucia. A un minuto del descanso, se adelantó a la defensa visitante para rematar una falta en largo ¡de cabeza!.

El partido discurrió por derroteros muy diferentes en la reanudación. Al Albacete no le quedó más remedio que arriesgar y eso posibilitó que los armeros, bastante más animados con el marcador a su favor, buscaran la sentencia con más ganas y más ideas que en el primer tiempo. También con menos puntería: no faltaron las ocasiones, algunas de ellas bien claras, pero sí el acierto.

Hasta un penalti desperdició la escuadra eibarresa, condenada a no poder disfrutar de las victorias hasta el pitido final. A nueve minutos del final, un pase en profundidad para Yagüe acabó con el delantero catalán derribado por Valbuena. El portero se fue a la calle y Altuna envió el balón a las nubes.

El sufrimiento, así, se prolongó, aunque en este caso se debió más a la estrechez del marcador, a los precedentes y a la insistencia del rival, que a las ocasiones en el área azulgrana. Manix, de hecho, incluso se permitió el lujo de dar algunos minutos a Txiki Lombraña, recibido con una gran ovación, dos meses después de que cayese lesionado en Mendizorrotza.

El vizcaino pudo celebrar desde el césped una victoria que aumenta el colchón del equipo hasta los once puntos.