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Manifestación por los presos ante un nuevo veto judicial

La Audiencia Nacional española decidió, a instancias de la Fiscalía, vetar escasas horas antes de su inicio el acto en pro de «la amnistía y la libertad» organizado en el Velódromo de Anoeta por la iniciativa Jare!, formado por decenas de personalidades del deporte y la cultura. Pese a que a la prohibición de Madrid se le sumó un impresionante despliegue de la Ertzaintza, miles y miles de ciudadanos extendieron el grito por la amnistía por el barrio de Gros. Posteriormente, la Policía autonómica no dudó en arremeter contra la multitud que, una vez finalizado el acto político, les increpó por su presencia. Detuvo incluso al dueño de un bar que impidió su entrada en el local a varios agentes.

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Gari MUJIKA

En torno a las 15.45 se tuvo conocimiento del mandato del juez Juan del Olmo prohibiendo el acto en pro de «la amnistía y la libertad» convocado por la iniciativa Jare!, que impulsan una treintena de personalidades conocidas del ámbito del deporte y la cultura del país. El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional hizo suya la petición que horas antes le dirigió el fiscal Ignacio Gordillo. El argumento para imponer el veto, según Madrid, recaé sobre los nexos que, a juicio de las FSE, existen con «Batasuna-Gestoras-Askatasuna». La Ertzaintza activó inmediatamente un despliegue que es dificíl de creer que no tuviera previsto de antemano. Para las 16.05 más de una docena de furgonetas policiales custodiaban todos los accesos hacia el Velódromo. Pocos minutos antes se introdujeron en el interior de Anoeta, donde decenas de voluntarios ultimaban la puesta en escena del acto previsto para una hora y media más tarde.

Identificaron a uno de los voluntarios y prohibieron, en un principio, el desmontaje de todos los enseres y utensilios necesarios para llevar a cabo el acto cultural en defensa de los derechos de los presos políticos vascos y en exigencia de «una amnistía general, veraz y plena».

«Por tu puta madre...»

Poco a poco, decenas de autobuses se dejaban ver en las inmediaciones de una Anoeta literalmente tomada por la Ertzaintza. Incluso en Illumbe se apostaron decenas de beltzas.

Pese a que los agentes colocaron cintas de plástico para imposibilitar el paso del gentío allí reunido, hubo quien intentó, en vano, acercarse a los aledaños del Velódromo. «No puede pasar», espetó un ertzaina a un viandante que intentaba pasar por debajo de la cinta. «¿Por qué?», le preguntó el ciudadano. «Por tu puta madre, hijo de puta», le respondió el uniformado, a lo que acto seguido dio paso a un tenso rifirrafe entre varios ciudadanos y agentes de la Ertzaintza. Incluso un hombre entrado en años tuvo que correr para no ser apresado por un policía.

Sin embargo, el encontronazo no fue a mayores. No, por lo menos, en Anoeta. Poco a poco, la presencia de las personas allí reunidas fue disminuyendo. Tanto que para las 17.30, hora prevista para el inicio del acto, no había nadie en las inmediaciones del Velódromo.

Las miles de personas que habían acudido a Donostia fueron informados inmediatamente, de boca a boca, sobre la convocatoria de una manifestación por el movimiento pro amnistía a las 18.30 en otro punto de la ciudad.

«¿No tenemos derechos?»

Y así fue. Tras la notificación del veto impuesto por la Audiencia Nacional española, los colectivos pro amnistía de Hernani, Intxaurrondo, Txantrea, Algorta, Durango y varios pueblos más emplazaron a la ciudadanía a que tomase parte en otra movilización en Donostia.

La iniciativa Jare!, por su parte, denunció el veto impuesto por Madrid. Una prohibición que comenzó a coger forma la noche anterior «con la persecución de la Guardia Civil sobre los que estábamos trabajando en los preparativos del acto». «¿No tenemos, señor Zapatero, derechos como para llevar a cabo un acto en defensa de los derechos de los presos? Y, ¿porqué envía, señor Ibarretxe, a hombres y mujeres armados para silenciarnos?», fueron las interpelaciones que realizaron desde la iniciativa Jare!. Así como una invitación a toda la ciudadanía: «nuestro acto no ha podido realizarse, pero os invitamos a que participéis en los cientos de actos que se llevarán a cabo en este pueblo a partir de ahora».

Las miles de personas que se dieron cita ayer con intención de acudir al acto de Anoeta fueron dispersándose poco a poco por todo el centro de la capital guipuzcoana. Un despliegue que finalizó de nuevo en un único punto en el que se arremolinaron miles y miles de personas: en el paseo de la Zurriola.

Dada la multitud reunida en torno a Sagües y extendida por todo el paseo de la Zurriola, en paralelo a la playa, fue imposible llevar a cabo un exhaustivo recuento de las personas que secundaron la marcha del movimiento pro amnistía.

Sobre las 18.30 un estruendo de aplausos comenzó a resonar por todo el paseo. Los asistentes se fueron reuniendo en el acceso de Sagües, donde varias personas desplegaron una inmensa bandera con la leyenda «Euskal Presoak Euskal Herrira». No tardaron en comenzar a corear lemas como «Amnistiarik gabe, pakerik ez», «PNV español», «Independentzia» o «Errefuxiatuek ere Euskadin bizi behar dute». Hubo, especialmente, un eslogan que, además de ser coreado con ahínco, también fue objeto de los aplausos de los presentes: «Nati gogoan zaitugu», en referencia a la decimoséptima víctima mortal que se ha cobrado la política penitenciaria de dispersión, que mantiene en vigor el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero cuando la marcha iba a comenzar el recorrido, la presencia de varias dotaciones de la Ertzaintza estuvo a punto de abortar el arranque de la manifestación. Aunque la tensión que en unos segundos se mascaba en el ambiente era intensa, ya que los manifestantes ocuparon la calzada en señal de protesta ante los ertzainas, los convocantes dieron comienzo a la marcha. Todo quedó en una anécdota, o en un augurio que poco tiempo después se convirtió en realidad en Alde Zaharra.

Lemas contra el PNV

La multitudinaria manifestación recorrió con normalidad el escaso medio kilómetro que dista de Sagües a los cubos del Kursaal. Con normalidad, pero bajo la vigilante presencia de varias dotaciones de la Policía Autonómica que incluso cortó durante unos minutos la circulación vial del puente del Kursaal.

Pero la Ertzaintza también tuvo que escuchar eslóganes contra su presencia de miles de gargantas que dejaban entrever su enfado. «¡Para qué vienen estos, más que para provocar!», o «¡No les vale con habernos prohibido el acto de Anoeta, o qué!», eran algunos de los comentarios que se podían escuchar de los manifestantes, mientras coreaban consignas en contra del PNV o «Zipayoak herriaren etsaiak».

Los sones de la trikitixa y el pandero dieron la bienvenida a las miles de personas en la parte de atrás del Kursaal, junto a la playa de la Zurriola. Dado el gentío que acudió a la marcha incluso se originó un embudo que obstaculizó la llegada de la gente. Tras la trikitixa, y mientras la gente se arremolinaba en la plazoleta de los cubos, la txalaparta cogió el testigo en el acto. Junto a los sones de la txalaparta, dos personas ofrecieron un espectáculo con fuego.

Acto seguido, el bertsolari Amets Arzallus subió al tablado procedió a cantar varios bertsos en los que denunciaba la prohibición del acto, pero que premonizaba con que «a pesar de que nos encadenen las dos manos y las dos piernas, somos libres de pensamiento y de lengua, y con ellos pasaremos por encima de todos los obstáculos».

Aunque el cielo estuvo encapotado durante toda la tarde, en el instánte en el que una representante del movimiento pro amnistía tomó la palabra, comenzó a llover ligeramente. Nadie se inmuto ni se movió. Empezaron a florecer por doquier los paragüas y los gorros para guarecerse del sirimiri, mientras la intervención arrancaba con saludos a los más de 700 presos políticos vascos dispersados por más 90 cárceles españolas y francesas y a sus familiares.

Una llamada ovacionada por los presentes, y cuyo punto más álgido se apoderó del Kursaal al citar expresamente a Natividad Junko, fallecida el pasado 25 de diciembre como consecuencia de la dispersión.

La intervención ofreció una retrospectiva de las últimas tres décadas, desde que se diera «la seudo-amnistía; un icono de un nuevo fraude político en el que comenzó una democracia de mentira» que, a su juicio, ha prolongado el conflicto.

«¿Y qué ha cambiado en estos treinta años?», preguntó de forma retórica, aunque tajante, a los presentes. «Hemos pasado de un estado de excepción a otro estado de excepción con unos resultados muy graves: más de 4.000 presos políticos, más 7.000 vascos han sido torturados y más de 35.000 vascos han sido detenidos».

«Gatza» y Agirre Agiriano

Denunció, además, que la trayectoria involucionista de los estados ha acarreado aún más represión, «en paralelo a los espacios de libertad recuperados».

No obstante, agregó que a día de hoy «se le han caído todas las máscaras a esa democracia». Y como muestra de ello trajo a colación las declaraciones de los gobernantes españoles y franceses que, a su juicio, auguraban una fase represiva al servicio de «la venganza a merced de unos intereses políticos».

Así, el movimiento pro amnistía entiende que con el recrudecimiento de las leyes y la instauración de «una condena de por vida o 40 años de cárcel», los estados evidencian su apuesta «de guerra» por otros tantos años. Una afirmación que ilustró recordando que Jose Mari Sagardui, Gatza, cumplirá en breve 28 años encarcelado, como Jon Agirre Agiriano que llegará a los 27 años en prisión.

Esa denuncia dio paso a un aluvión de aplausos y gritos en favor de la amnistía y otros como «Herriak ez du barkatuko». Tras un somero recorrido de qué ha traido a Euskal Herria y a sus ciudadanos la «seudo-amnistía» de hace 30 años, llegó el cúlmen de la intervención con una llamada, especial, del movimiento pro amnistía a todo el país: «Vamos a ponerle los límites de la dignidad, de la lucha y de la solidaridad a la represión. Esta es la apuesta que el movimiento pro amnistía quiere llevar a cabo y extender. Para ello tenemos que organizar la movilización, la solidaridad y la lucha pueblo a pueblo, barrio a barrio, respondiendo a cada una de las situaciones graves que padecemos. Por ello en los próximos meses organizaremos asambleas pueblo a pueblo».

Asambleas en las que el movimiento pro amnistía invitó a la ciudadanía a tomar parte, a comprometerse. Los aplausos de los congregados dieron respuesta al emplazamiento del movimiento pro amnistía. Poco después, miles de puños se alzaron acompañando el canto del «Eusko Gudariak» que dio término al acto político realizado en el Kursaal.

Poco a poco, la gente comenzó a dispersarse. También por donde se encontraban decenas de ertzainas pertrechados con «material antidisturbio». En un momento, en el Bulevard la Ertzaintza respondió con una carga a los gritos de los ciudadanos.

Si minutos antes centenares de niños y niñas vieron la cabalgata anual de los Reyes Magos, poco después los ertzainas repartían golpes y porrazos al i ntroducirse en Alde Zaharra persiguiendo a los que les increpaban. Unos 25 agentes, con el lanzapelotas al ristre, se adentraron por la Bretxa. Un contenedor cruzado desvió su camino y decidieron dirigirse a un bar repleto de gente. El dueño les prohibió el acceso al local, por lo que fue detenido. Una manifestación recorrió después Alde Zaharra exigendo su liberación.

TODO ESTABA LISTO...

Todo estaba preparado en el interior del Velódromo de Anoeta para recibir a las miles de personas que acudieron al acto convocado por Jare Ekimena. Miles de sillas, decenas de banderas, equipos de sonido, iluminación, actuaciones musicales...

...PERO MADRID LO VETÓ

La Audiencia Nacional española ordenó la prohibición del acto alrededor de las 15.45, haciendo suya la petición que horas antes le realizó el fiscal Ignacio Gordillo. La Ertzaintza acató el mandato con un despliegue policial impresionante.

Recuento imposible

La oleada de gente que ocupaba todo el paseo de la Zurriola, incluida la calzada, imposibilitó el llevar a cabo un recuento sobre la participación de una manifestación que congregó a muchos miles de personas en la capital guipuzcoana.

de boca en boca

Tras el veto del acto de Jare!, el movimiento pro amnistía convocó una manifestación que partió desde Sagües sobre las 18.30. Un llamamiento que las miles de personas que acudieron a Anoeta extendieron por Donostia de boca en boca.

...y hasta Alde Zaharra

Minutos después de finalizar la marcha y el posterior acto se escuchó la primera carga policial proveniente de Alde Zaharra. Después llegarían algunas más, y la irrupción de más de dos docenas de agemtes por unas calles repletas de gente.

En todas las esquinas...

La incesante presencia policial en todos los aledaños de los cubos del Kursaal y sus inmediaciones enfadó a las personas que participaban en la movilización. Los gritos contra la Ertzaintza y el PNV fueron una tónica durante el recorrido.

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