GARA > Idatzia > Kultura

Muere Fernando Beorlegui, un pintor a caballo entre el realismo y el surrealismo

El pasado domingo falleció en Irun el pintor Fernando Beorlegui, nacido en Nafarroa en 1928 y residente en Eibar desde 1956. Admirador de los grabados de Gustave Doré y de Francisco de Goya, su obra pasó del realismo social al surrealismo, fuertemente influenciado por los trabajos de Salvador Dalí. Durante su carrera se relacionó con destacados artistas vascos y formó parte de diferentes asociaciones culturales como «La Kultu» de Eibar, Goruntz y Azido Taldea.

p046_f01_199x108.jpg

GARA | EIBAR

El pintor navarro afincado en Eibar Fernando Beorlegui falleció el domingo en Irun a los 79 años de edad. Tal y como recordó ayer a través de un comunicado la Comisión Ego Ibarra para el Patrimonio Cultural de Eibar, la obra de Beorlegui ha caminado entre el realismo social y el surrealismo, siendo «difícil definir el lenguaje utilizado por este excepcional pintor que conmociona por su belleza y crudeza».

En la obra de Beorlegui, «con transparencias oníricas y explosión de colores puros, nos encontramos con interiores que nos hablan de la oscura vida del hombre en la ciudad, con geométricos y mágicos paisajes y animales y personajes fantásticos», añade la nota de la comisión del Ayuntamiento de Eibar.

Beorlegui nació el 21 de enero de 1928 en la localidad navarra de Campanas, estudió en los Marianistas y poco después se inició en Iruñea como alumno de Javier Ciga Echandi, hasta 1945. En ese año se trasladó con toda su familia a Lizarra, donde conoció a Gustavo de Maeztu.

Con quince años visitó por primera vez el museo del Prado y descubrió «al Goya pueblerino, al aldeano que veía al diablo», una imagen que estaría presente en toda su obra. En los años 1951 y 1952, el pintor regresó a Madrid, lo que le permitió volver a visitar los museos de esa ciudad y dar clases con Eduardo Chicharro hijo.

Durante el año 1963 entró a formar parte de la directiva de la asociación Cultural Arrate, La Kultu, y posteriormente, entre 1967 y 1968 trabajó con Daniel Txopitea, Marino Plaza, y Paulino Larrañaga en un camarote de la calle Pagei. El escultor Jorge Oteiza los visitó en 1969 e inmediatamente les propuso ir a trabajar a la escuela de Deba. Posteriormente, en 1972, instaló junto con el arquitecto Alberto López una oficina de diseño en la torre de Untzaga, dio clases de pintura en la Escuela de Armería y trasladó su estudio a la calle San Cristóbal.

En el año 1974, Beorlegui fundó el grupo Goruntz, con Iñaki Larrañaga y Daniel Txopitea, y en el que también participó Marino Plaza. Los problemas urbanísticos de Eibar preocupaban sobremanera a este artista navarro afincado en la villa armera, por lo que se introdujo en las asociaciones vecinales, hasta que en 1976 fue elegido presidente de la asociación Gure Herria. En 1978 organizó un cursillo de grabado en la Escuela de Armería, del que surgió Azido Taldea. Un año después, Beorlegui se ocupó de organizar las exposiciones de una sala de Gasteiz en la que mostraron sus trabajos Arrastalu, Oteiza, Ameztoy y Goenaga, entre otros.

Admirador de Gustave Doré y de Francisco de Goya, Beorlegui llevó la técnica del grabado hasta el contexto industrial propio de la villa armera. De aquella mezcla nació su estilo realista o figurativo, aunque el artista aseguró siempre que la realidad le resultaba «horrorosa», razón por la que quizá se adentró poco a poco en su trabajo más surrealista. Tras un comienzo más bien convencional y paisajístico, Beorlegui pasó en los 70 a realizar una obra más surrealista, con claras influencias de Salvador Dalí.

En 1991 conoció en Arrasate al poeta Leopoldo María Panero, con quien mantuvo desde entonces una gran amistad. Beorlegui fue también uno de los dibujantes de la revista de poesía «Zurgai».

Escuela de arte Egur

De la mano de la asociación cultural Ongarri, Beorlegui organizó una escuela de Arte en Elgoibar en el año 1980, a la que denominó Escuela de Arte Egur. En ella impartió clases de pintura, escultura y grabado.

Bajo el comisariado de Ruiz de Eguino, en el año 1993 se organizó una gran exposición titulada «Fernando Beorlegui», que englobaba la mayor parte de su obra. El catálogo de dicha exposición constituye un documento «clave» para interpretar a este artista.

El texto titulado ``Fernando Beorlegui pinta el tiempo'', escrito por Rafael Castellano, es un retrato «extenso e intenso» de la personalidad del autor, sus vivencias y su modo de creación.

Beorlegui ha sido un hombre que «siempre ha estado dispuesto a ofrecer su ayuda e impulsar diferentes trabajos en pro de Eibar»: suyo fue el cartel de la primera Feria de San Andrés; la portada del libro «Koplak» de Ego Ibarra; y la idea de realizar un libro sobre los grandes valores artísticos de la Iglesia de San Andrés. La crítica de su época destacaba especialmente la pulcritud y calidad de su ejecución técnica.

ESCUELA DE DEBA

Jorge Oteiza visitó a Beorlegui, Txopitea, Plaza y Larrañaga en su estudio-camarote de la calle Pagei, y les propuso ir a trabajar a la escuela de Deba.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo