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Raimundo Fitero

¿Causa mayor?

El anecdotario televisivo en el apartado de los culebrones, o series de consumo rápido, es amplio y daría para hacer un compendio de la falta de criterios fuera de los meramente comerciales y otra retahíla de casos que se convierten en un divertido repaso a las equivocaciones, a los cambios de diálogos, al escuchar al pinganillo antes que al actor, el que se vea el micrófono por encima de las cabezas de los intérpretes, entre otras muchas, aunque siempre llegamos a un lugar común: la muerte de un personaje para liberar o no renovar el contrato de algún intérprete que solicita aumento de sueldo o que simplemente no desea continuar en alguna serie longeva. También se han visto resurrecciones de personajes al volver los intérpretes, o al notar los productores que precisamente ese actor o esa simbiosis de actor y personaje era uno de los motores que tiraba de la serie.

De todo hemos visto, oído, escuchado, leído, pero la última sucedió ayer en un culebrón de TVE-1 y es una de esas decisiones que cuesta entender, aunque haya sucedido en otros personajes. En este caso, en «Marina», con la utilización de una simple cortinilla anunciando que: «debido a una enfermedad de Mauricio Ochman, a partir de ahora su personaje de Ricardo Alarcón lo interpretará el reputado actor Manolo Cardosa». En la escena siguiente sigue con la protagonista y el nuevo actor. Eso sí, en la cortinilla pedían disculpas y comprensión. ¿Era una causa mayor? Mucha comprensión tienen los telespectadores, porque este tipo de cambios suceden con demasiada frecuencia, no con esta premura, no de una manera tan abrupta.

James Bond es el mismo personaje y lo han interpretado más de media docena de actores. En «7 vidas» sucedió con el hijo de Sole, en varias ocasiones. Y hay muchos ejemplos de menor enjundia, pero que abundan en el mismo concepto de que lo importante es el personaje y no quién lo interprete, algo que tiene su parte de verdad inapelable, pero que en las circunstancias que se realizó el aquí mencionado, era de una falta de recursos y de maltrato a las audiencias evidente. ¿No había tiempo para buscar una solución de producción menos traumática?

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