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Turquía, bastión de los fumadores, se suma a la prohibición en la hostelería

Se acabó el «fumar como un turco»... en Turquía. Este gran productor y consumidor de tabaco se ha sumado a la prohibición de fumar en bares y restaurantes que ya se aplica en otros países, aunque su aplicación no va a ser fácil en Turquía, bastión de los fumadores.

Burak AKINCI |

«Soy un fumador moderno. Evidentemente, respetaré la nueva disposición, ya que el tabaco es nocivo, pero lo haré un poco en contra de mi voluntad porque en invierno en Ankara hace mucho frío y será difícil fumar en las escaleras de un restaurante», afirma Murat, de 22 años, mientras aspira el humo de un cigarrillo en un ahumado café.

El día 3, los diputados aprobaron la prohibición de fumar en las administraciones, lugares de trabajo, bares y restaurantes de Turquía, quinto productor mundial de tabaco. La ley, elaborada por el gubernamental AKP del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, firme enemigo del tabaco, prevé un período de transición de 18 meses.

La normativa, que establece fuertes multas en caso de incumplimiento -llegarán hasta los 2.900 euros en el caso de los bares y restaurantes y hasta 29 euros en el de las personas-, fue endurecida durante su tramitación, ya que se suprimieron las zonas para fumadores.

Pero en un país en el que cerca del 60% de los hombres y el 20% de las mujeres fuman, la tarea no va a resultar nada fácil para las autoridades y para las fuerzas de seguridad, fumadoras en su mayoría y que ahora van a tener que hacer respetar la «revolución antitabaco».

Fumar ya está prohibido en el transporte público y en la publicidad, pero a menudo las restricciones quedan en papel mojado. Además, es un placer compartido en sociedad y, pese a la elevada tasa de impuestos sobre el tabaco -más del 60%-, un paquete de cigarrillos sigue siendo relativamente bajo en comparación con el resto de los países occidentales.

«¿Qué nos va a quedar si nos prohíben fumar? Es la única forma de salir de la depresión», señala Erkan Cakir, contable de 40 años, que acusa veladamente al Gobierno de AKP de adoptar una actitud mouradista, adjetivo tomado del nombre del sultán otomano del siglo XVII Mourad IV, conocido por la brutalidad de sus métodos. La ironía es que este soberano que prohibió bajo pena de muerte el alcohol, el café y el tabaco, murió a los 28 años de una cirrosis hepática por su afición al vino.

Los propietarios temen por su clientela, al tiempo que admiten la necesidad de proteger a los no fumadores. «Es seguro que vendrá menos gente, ya que ocho de cada diez clientes son fumadores», explica Zeki Ulkeni, dueño de un bar.

«Veremos quizá surgir una nueva clientela que hacía ascos a los bares en las metrópolis debido al humo, pero ignoro cómo se aplicará la prohibición en los cafés de pueblo», señala.

rusia

Moscú anunció la adhesión de Rusia al Convenio Mundial Contra el Tabaco aprobado por la OMS en 2003. El Gobierno cifró en 400.000 los rusos que mueren al año a causa del tabaco.

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