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Del paseo fantasma hasta el «Real Flow»

El agua, la lava y otros líquidos son ya algo cada vez más real en el mundo de la animación y los filmes de ficción gracias a un «software» que ha creado una empresa de Madrid. Se trata de un «software» que simula los efectos sonoros y visuales de los líquidos y que ha sido utilizado en películas como «El Señor de los anillos. El retorno del rey», «Ice Age II», «Matrix» y «El código Da Vinci», entre otras.

Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

El cine avanza con la tecnología y algunos de esos momentos mágicos que vemos plasmados en el celuloide suceden gracias a equipos de personas absolutamente desconocidas que, tras mucho trabajo de laboratorio, dan con fórmulas que después hacen historia. Algo así ha pasado con la representación de los fluídos. El agua, la lava y otros líquidos son ya algo cada vez más real en el mundo de la animación y los filmes de ficción gracias a un software que ha creado una empresa ubicada en Madrid llamada Next Limit Technologies. Su trabajo ha sido reconocido con el Téchnical Achievement Award, considerado el Óscar técnico por excelencia. El «Real Flow», es un software que simula los efectos sonoros y visuales de los líquidos y que ha sido utilizado en películas como «El Señor de los anillos. El retorno del rey», «Ice Age II», «Matrix» y «El código Da Vinci», entre otras.

Pero, antes que ellos ha habido otros a los que rara vez recordamos. Entre los primeros realizadores, los ingleses de la Brighton School innovaron sin precedentes. De entre todos sus cineastas destacó un nombre que realizó hazañas técnicas que marcaron un antes y un después en la evolución del cine. Se llamaba George Albert Smith y era un fotógrafo retratista que se construyó su propia cámara. En su filme «The Corsican Brothers» de 1898 cubrió parte de la escena con terciopelo negro, filmó una secuencia, rebobinó una película y volvió a exponerla incluyendo la imagen de un fantasma.

Smith fue uno de los primeros directores que rodó una acción y después la proyectó al revés. El fotógrafo filmó lo que desde entonces se llama «el paseo fantasma». Se lograba colocando la cámara delante de un tren en movimiento, como si se tratase de los ojos de un fantasma atravesando el aire a toda velocidad. Un año más tarde combinó esta técnica con la escena de una pareja en un decorado transformado en un vagón de tren. Mientras se besaban, el tren se introducía en el túnel. Las películas que contenían más de una secuencia no empezaron a rodarse hasta los últimos años de la década de 1890, pero la combinación de Smith de una secuencia interior y otra exterior fue uno de los primeros intentos del cine de decir «mientras tanto». El método se convertiría en el más efectivo empleado en el cine para situar al público en el lugar del viajero fantasma. Y es que la historia del cine esconde muchos héroes sin nombre.

 

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