El Conan ruso
«Wolfhound»
El cine ruso se lanza a la conquista de los mercados internacionales, al menos en su faceta más comercial. El primer paso importante lo ha dado el discutido cineasta Timur Bekmambetov con su trilogía fantástico-terrorífica «Guardianes de la noche», una especie de Matrix «vampírico» que ha supuesto su salto a Hollywood. Ya ha rodado en inglés «Wanted», un thriller sobre asesinos a sueldo protagonizado por Angelina Jolie, Morgan Freeman y James McAvoy. No sé si Nikolay Lebedev seguirá el mismo camino, pero de momento ya presenta sus credenciales con parecidas intenciones aperturistas. El modelo que ha elegido para darse a conocer fuera de sus fronteras también pertenece al género fantástico, aunque se acerca más a la vertiente, en tiempos del éxito de películas como «Conan», denominada de «espada y sortilegio». Esta fantasía heroica se contagia igualmente de la reciente tendencia impuesta por «El señor de los anillos», gracias a su condición como una de las producciones rusas más caras, con un generoso presupuesto que en gran medida se lo ha llevado el departamento de efectos especiales.
Al espectador occidental le van a sorprender algunos detalles de «Wolfohound», empezando porque su héroe no responde al estereotipo hipermusculado de un Schwarzenegger, sino que es más fibroso. El resto de personajes responden por extensión a unas características culturales eslavas, llevan barba poblada y se cubren con pieles, junto con una ambientación que recuerda más a los decorados de la película de Eisenstein «Iván el terrible». Dentro de ese lado más sombrío llama la atención el diseño del malvado, que responde al impactante nombre, según la traducción literal, de Comehombres. Con un rival así el duelo está asegurado, más aún cuando las escenas bélicas de lucha con espada están muy bien coreografiadas.