El Gobierno laborista de Gordon Brown apuesta por la construcción de una nueva generación de plantas nucleares. Aduce para ello la cuestión del cambio climático y las futuras necesidades energéticas de Gran Bretaña.

En una comparecencia en la Cámara de los Comunes del Parlamento, el ministro de Negocio y Empresa, John Hutton, defendió el desarrollo de los nuevos reactores nucleares porque aportarán al país energía «limpia, segura y asequible».

Las actuales centrales nucleares británicas, que producen un 20% de la electricidad, acabarán su vida útil en 2023.

«La energía nuclear nos ayudará a cumplir con un doble desafío energético: asegurar el suministro y afrontar el cambio climático», subrayó.

«Cada nueva planta nuclear ahorrará la misma cantidad de emisiones de carbono que es generada por cerca de un millón de hogares», explicó.

«Teniendo en cuenta que esta energía ya ha sido probada y es segura, sería en principio equivocado descartarla», dijo.

Respecto a lo que pasará con los residuos nucleares, el Gobierno británico se limitó a prometer que se pronunciará sobre este grave problema a finales de año.

Críticas al plan

Las organizaciones ecologistas critican que la construcción de las nuevas centrales resultará cara, sucia y peligrosa.

Greenpeace recordó que la energía nuclear no es la respuesta a los problemas. «Las nuevas centrales nucleares, si son construidas, sólo podrán aportar un pequeño recorte en las emisiones de carbono y sólo después de 2020, aumentarán el riesgo de una proliferación nuclear y dejarán a las futuras generaciones un legado caro de residuos nucleares».

Los grupos defensores del medio ambiente consideran que diez nuevos reactores nucleares reducirían tan sólo un cuatro por ciento de las emisiones de carbono en Gran Bretaña después de 2025.