PS y ecologistas saludan la decisión de París de suspender el cultivo de maíz OGM
La decisión del Gobierno de París de suspender el cultivo del maíz genéticamente modificado Monsanto (MON 810) mediante el recurso a la cláusula de salvaguarda prevista en la UE fue saludada por los ecologistas y el PS y criticada por el principal sindicato agrícola y la UMP.
GARA |
El ministro francés de Ecología, Jean-Louis Borloo, señaló que con la activación de la cláusula de salvaguarda sobre el cultivo del maíz transgénico Mon 810 de Monsanto, el debate sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) se convierten en un «tema mundial».
«Al tomar Francia una decisión así, se va a convertir en un tema mundial porque somos una gran potencia agrícola, y por eso Monsanto se pone nervioso», declaró Borloo en una entrevista publicada ayer por ``Le Parisien''.
El Gobierno de París comunicó la víspera que va a activar la cláusula de salvaguarda sobre ese cultivo OGM lo que, según el ministro, significa que «reclama una evaluación internacional para saber si hace falta autorizar de nuevo ese maíz».
Subrayó que esa suspensión tiene además el respaldo de la propia Comisión Europea que «acaba precisamente de decir que no es favorable a la autorización del hermano pequeño de ese OGM, el Mon 811», otro maíz de Monsanto similar.
La decisión del Ejecutivo francés se basa en el dictamen de la Alta Autoridad sobre los OGM que, según la interpretación que hizo su presidente, Jean-François Legrand, muestra que hay «dudas serias» acerca del comportamiento del maíz MON 810, y en concreto que «se han detectado un cierto número de hechos científicos negativos nuevos, que tienen impacto sobre todo en la flora y la fauna».
Sin embargo, esa interpretación de Legrand ha sido contestada por 14 de los 18 científicos que forman parte de la Alta Autoridad, y que en una declaración común negaron que en su dictamen se hubieran detectado elementos «científicos negativos nuevos», sino que únicamente se podía hablar de «interrogantes sobre las consecuen- cias medioambientales, sanitarias y económicas posibles».
Impugnan el dictamen
El dictamen de esta autoridad ha generado división en el seno de la propia UMP -partido en el Gobierno-, puesto que el presidente de la Asamblea Nacional, Bernard Accoyer, impugnó el dictamen «de un Comité nombrado con, quizá, un poco de precipitación».
El Gobierno de París señaló que «las dudas sobre este OGM actualmente cultivado en Francia no condena el interés de esta tecnología para afrontar los desafíos alimentarios y medioambientales» y anunció un «plan de inversión sin precedentes en biotecnologías vegetales de 45 millones de euros que multiplica por ocho el presupuesto actual».
Las organizaciones ecologistas francesas se han felicitado de la suspensión del maíz transgénico de Monsanto, del que en 2007 se cultivaron 22.000 hectáreas en el Estado francés.
Tras conocerse el anuncio, el militante antiglobalización José Bové abandonó la huelga de hambre que llevaba a cabo junto a otros compañeros.
La ex candidata presidencial del PS Ségolène Royal expresó también su satisfacción por la decisión. El responsable del partido de los Verdes, Noël Mamère, recibió el anuncio como «una victoria necesaria y simbólica» y mostró, al tiempo, su preocupación por la suerte judicial que correrán los «segadores voluntarios».
«Decisión política»
Por el contrario, el principal sindicato agrícola francés, la FNSEA, denunció por boca de su presidente, Jean-François Lemétayer, una «decisión política» que viene a premiar a gente que «ha destruido de forma ilegal campos de cultivos transgénicos, e incluso algunos de experimentación».
La cláusula de salvaguarda está activada en este momento en seis estados europeos y permite prohibir de manera provisional el cultivo o la venta de un OGM autorizado en la Unión Europea si se invoca un riesgo para la salud o el medioambiente.
En el Estado francés hay 22.000 hectáreas de MON810 en cultivo, principalmente en el suroeste y a él se dedican 2.000 agricultores.
La decisión de París de activar la cláusula de salvaguarda convierte el debate sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) en un «tema mundial», según el ministro Jean-Louis Borloo
En la actualidad, la cláusula de salvaguarda está activada en seis estados de la UE. Permite prohibir el cultivo o la venta de un OGM autorizado en al UE si se invoca el riesgo para la salud o el medioambiente