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Teleserierismo

Ines INTXAUSTI, Crítica de televisión

Este Zapatero.. primero habló con los maricones, luego con los terroristas y ahora con los colgados». No lo digo yo, evidentemente. Ni siquiera un ser real. Lo dijo el repugnante personaje de nombre ficticio Mauricio, en la serie nocturna y dominical de Telecinco titulada «Aída», cuando el ex-yonqui Luisma aparecía en portada de un hipotético periódico, estrechando la mano de ZP después de liderar una campaña contra el cambio climático (?). Quiebros de guión muy actuales y dudosamente graciosos. Más tarde, alguien, en la misma serie, se quejaba de la poca presencia policial en Esperanza Sur (así se llama el barrio en el que viven Aída y los suyos) y la protagonista respondía también con acierto sospechoso: «¡Si han traído muchos policías!... pero todos piden el traslado al País Vasco...».

Tralará, tralará... Acerca de temas tan escabrosamente sociales existe una historia protagonizada por Karlos Argiñano, que más parece responder a un mito urbano que a un hecho real. Aunque con la trayectoria privada y pública del gran cocinero de Zarautz nunca se sabe. Quienes bien le conocen saben que todo (y venga, más) es posible. Desde un xxxxx hasta una yyyyyy.

Se dice que un día tuvo a bien contar un chiste entre un millón, sobre cuál era el río más largo de España. No sé si lo conocen, pero no lo voy a repetir aquí, por si acaso. Puesto que se trataba de una idea políticamente del todo incorrecta y éticamente ofensiva para un gran número de la audiencia, el canal que pagaba los ingredientes para sus recetas le obligó a pedir perdón al día siguiente y a desdecirse, por supuesto. Lo hizo. Pero sólo en nombre de la cadena televisiva, ya que, finalmente, añadió: «¿Pero no me digan que no era bueno?».

No sé qué podrían decir los guionistas de la teleserie «Aída» al respecto de muchos de sus guiños de humor. Pero está claro que muchos alcanzan límites insospechados de mal gusto y nadie parece quejarse por ello. Los autores esconden sus palabras tras los actores. Cosa que Argiñano sólo puede hacer cuando le sueltan el airbag.

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