La Eurocámara exige poner fin a la «grave discriminación» hacia la mujer
En pleno siglo XXI todavía se produce una discriminación hacia la mujer trabajadora. El pleno del Parlamento Europeo exigirá a la Comisión Europea que reclame a los 27 países asociados que adopten medidas que eviten la «grave desigualdad» en el trabajo y en el salario. Según los datos oficiales, en la UE sólo un 14% de las mujeres trabaja en este sector y percibe un 20% menos de salario que los hombres, pero en Euskal Herria se eleva al 34% la pérdida salarial.
Juanjo BASTERRA |
El pleno del Parlamento Europeo exigirá que se termine con la «grave discriminación» de la mujer trabajadora, tanto a nivel salarial como en las condiciones de trabajo y formación profesional. Europa siempre se ha distinguido por su protección social, sin embargo todavía en su seno se está produciendo «una fuerte discriminación en todos los ámbitos de la economía», como reconoce Ilda Figueiredo, ponente del informe sobre «El papel de la mujer en la industria».
En este caso, los eurodiputados reclamarán a la Comisión Europea que inste a las grandes empresas ubicadas en el conjunto de los 27 países a que «elaboren e implanten, con carácter obligatorio, sus propios planes de igualdad negociados». La portuguesa Figueiredo también solicitará al pleno europeo que se adopten medidas similares a las aprobadas por el Gobierno de Noruega en la que se obliga a las empresas públicas a tener en sus consejos de administración un 40% «como mínimo» de mujeres, así como a extender esa cuota a los «consejos de administración de las sociedades por acciones».
La realidad de la mujer trabajadora en el sector de la industria demuestra que sólo un 14% de las mujeres trabajan en el mismo. En el conjunto de la UE, más de 200 millones de personas ejercen una actividad económica. De ellas, en torno al 44% son mujeres, pero sólo una de cada tres trabaja en el sector industrial. «De ese promedio -indica el informe europeo- el 21% son empleadas a tiempo parcial y representan el 65% de los trabajadores a tiempo parcial en ese sector económico».
Entre las causas de esta baja incidencia de la mano de obra femenina en el mundo industrial el informe destaca dos: la cultura empresarial discriminatoria hacia las mujeres y la elevada desigualdad que se produce entre quienes rompen esa barrera. El informe detalla que «la discriminación es ahora más sutil que antes, pero los obstáculos de género siguen impidiendo el progreso de las mujeres en la Industria europea».
A nivel salarial, el informe europeo reconoce que las mujeres perciben salarios inferiores en un 20% a los hombres, por realizar un trabajo similar. Sin embargo, en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa ese porcentaje es bastante superior. De media, los hombres perciben un 34% más que las mujeres, pero si se tiene en cuenta la duración del contrato se produce una disparidad mayor. Entre los trabajadores con una relación contractual indefinida, las mujeres perciben un salario un 42% inferior, mientras que entre los trabajadores con contrato precario la diferencia se contrae al 17%, aunque la discriminación permanece en todos los casos.
Esa situación provoca que sean las mujeres las que mayor nivel de pobreza sufren. «Los hogares con únicos ingresos de la mujer se ven afectados de manera especial por la pobreza», por lo que el Parlamento exigirá que se erradique esa práctica discriminatoria.
El informe de Ilda Figueiredo subraya la importancia que revisten «los convenios colectivos en la lucha contra la discriminación de la mujer, especialmente en cuanto al acceso al empleo, el salario, las condiciones de trabajo, la progresión en la carrera y la formación profesional». En este caso, la parlamentaria portuguesa sostiene que este elemento debe ser otro punto fundamental para «avanzar hacia la igualdad».
El Parlamento Europeo también adoptará una decisión para que se realicen estudios comparativos en cada estado para que se evalúe cómo afecta a los trabajadores y trabajadoras los procesos de largas jornadas de trabajo, tanto para su salud como para su bienestar y su satisfacción personal. En este sentido se reconoce que las mujeres que trabajan en sectores productivos afectados por las deslocalizaciones son «las que se ven doblemente perjudicadas».
Un tema importante que destaca el informe, que se someterá a votación este próximo jueves, es la necesidad de crear «redes de mujeres dentro de cada empresa, entre empresas del mismo sector y entre diferentes para compartir inquietudes y adoptar medidas conjuntas para reducir la desigualdad».
Además, los eurodiputados criticarán «el bajo porcentaje de mujeres existente en el sector de la tecnología punta», por lo que exigirán a la Comisión Europea que elabore programas operativos de educación y formación en ciencia y tecnología «que garanticen la calidad y la diversificación de las oportunidades de formación para las mujeres en los diferentes estados».