Empate en un campo complicado
Un punto que sabe fenomenal
Un gol de Zurutuza permitió al Eibar saldar un choque vibrante con un empate que le mantiene en una situación inmejorable
GARA | SORIA
El Eibar prolongó su buen momento sumando un punto que supo especialmente bien. Porque llegó ante uno de los mejores equipos del campeonato -en caso de victoria, de hecho, el Numancia habría dormido como líder- y porque lo salvó después de que su anfitrión se hubiese adelantado en el marcador.
También porque, una vez más, el cuadro armero tuvo que hacer frente a algún que otro inconveniente considerable en forma de lesión. Por ejemplo, los problemas de Markel Robles, que durante los ejercicios de calentamiento se resintió de la lumbalgia que le venía molestando en los últimos días. Hubo que recular sobre la marcha y Txiki Lombraña, que en los dos últimos meses apenas había disputado los tres minutos que supusieron su reaparición una semana atrás, entraba en un once inicial al que también regresaron Manel, Zurutuza y Goiria.
Otro motivo en el que sostener la satisfacción que produjeron las tablas con las que se saldó el partido vibrante, intenso, abierto, en el que hubo ocasiones en una y otra portería y que pudo concluir con cualquier resultado, aunque fue probablemente el empate el que hizo más justicia a lo sucedido.
Aunque el Numancia creó, quizá, más peligro en el primer tiempo, sobre todo en acciones a balón parado y balones a la olla con los que intentaba aprovechar el poderío aéreo de sus jugadores, fue el Eibar el que abrió el fuego de las emociones, con el balón que envió Natxo Insa al palo en el minuto nueve, o la falta ejecutada también por el valenciano, que en esta ocasión detuvo Jacobo.
En el caso de los goles, sin embargo, le tocó mojar primero al Numancia, que aprovechó la altura de Jordá y el error en la marca a Palacios para que el ex capitán rojillo anotase de cabeza. Afortunadamente, no hubo tiempo para que el gol se convirtiese en una losa porque en sólo cinco minutos, Zurutuza igualaba el choque, al pillar en renuncio tanto a Jaio y Jacobo.
De ahí al descanso, al Eibar le tocó ración de sufrimiento, al que Javier Mandiola quiso poner fin en la reanudación, con la entrada de Ander Alaña. Le salió bien, porque el choque volvió a abrirse y ya no ofreció tregua hasta el final.
A por la victoria
Por suerte para los espectadores, además, ninguno de los dos técnicos se conformó con el empate. Gonzalo Arkonada buscó la chispa de Bolo y Brit en la recta final, y Manix hizo lo propio con Del Olmo y Yagüe.
Las mejores ocasiones, con todo, fueron para Insa, con un centro-chut que no entró por poco, y para Mario, con un remate que exigió el correspondiente paradón de Cuéllar.
La expedición azulgrana regresó muy satisfecha con el empate. Por el valor del punto, que acerca al Eibar a su objetivo, y también por la forma en que se consiguió.
En este sentido, Manix reconocía que «el empate ha llegado tras un partido muy trabajado, con sobresaltos y muchas alternativas. Y cuando el punto lo has ganado tú, no te lo ha regalado nadie, se valora más».
El técnico admitió que su equipo pasó «verdaderos apuros con su juego aéreo y las segundas jugadas. Pero también hemos tenido buenas fases y cuando hemos sujetado el balón, han sufrido. Creo que el resultado refleja lo que ha pasado».
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