Natxo MATXIN

Lo primero que se les viene a la cabeza a los entrenadores cuando su equipo entra en barrena es que hay que reaccionar cuanto antes. Lógico, no sería normal seguir defendiendo una dinámica que te lleva al pozo.

Pero el problema radica en que no basta con predicar a los cuatro vientos que hay que conseguir ese giro de 180 grados, sino en disponer de los medios para materializarlo.

Y visto lo visto, Osasuna no dispone, al menos a día de hoy, de esos recambios que le insuflen el oxígeno necesario a la maquinaria rojilla para que vuelva a remontar el vuelo, como exigió Ziganda de cara a la próxima jornada dominical.

Ayer se volvió a hacer patente. A excepción del electrizante Vela, que aporta velocidad en banda, el resto de piezas del banquillo, y por extensión de la plantilla, apenas han puesto en tela de juicio a los teóricos titulares.

Quizás se haya afirmado con demasiada prontitud que no interesa fichar en el mercado de invierno cuando es posible que sea necesario rascarse el bolsillo antes de que sea demasiado tarde.