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Carlos Tena Periodista

La España de tortura y pandereta

Lo curioso del vómito del académico Pérez- Reverte, es la ausencia de alusiones a los orígenes de tan macabro como el cuadro de incultura que describe

Hace unas semanas, el escritor Arturo Pérez-Reverte, en su sección Patente de Corso, se descolgaba en la red con un artículo titulado «Permitidme tutearos, imbéciles», en el que vertía toda su rabia e impotencia ante el penoso espectáculo de una sociedad (la española, claro) anclada a la estupidez colectiva, sin que nadie quiera poner remedio. Y los que se oponen a ese récord de estulticia y descaro multitudinarios, pagando de su bolsillo una oposición radical ante un hecho casi consumado.

Manifiesto estar absolutamente de acuerdo con el diagnóstico, que no con las causas del mal, que son tantas y tan variopintas como las aves del cielo. El autor de una imbecilidad tan rotunda como «Escribo con tanta libertad que me sorprende que me dejen», afirma en su página web y en el citado escrito que: «España figura por derecho entre los países más incultos de Europa», lugar que se ha ganado, entre otras cosas aunque Reverte prefiere eludirlo, gracias a un monarca muy preocupado por la calidad de los toros, la francachela, el sabor del vino, la fabada, la música militar y las películas de Paco Martínez Soria.

Esa España de charanga y pandereta que tanto le agrada a la familia Borbón y al presidente Zapatero, cada día más cercano espiritualmente a su correligionario Felipe González, que fue quien puso en marcha el vehículo del terrorismo de estado y la máquina de matar cultura a través de los medios de comunicación públicos, mientras procuraba que los privados hiciesen lo propio, eso sí, publicando semanalmente una palangana literaria que suele llamarse Suplemento Cultural, en el que se lavan la conciencia los intelectuales del régimen. Sí, de ese régimen en el que Franco no desaparece ni de las catedrales, iglesias, cementerios, capillas y cuarteles, porque pertenece a la cultura universal. Vamos, que el generalísimo es, para el ejecutivo socialista, Patrimonio de la Humanidad.

Lo curioso del vómito del académico Pérez-Reverte, es la ausencia de alusiones a los orígenes de tan macabro como el cuadro de incultura que describe. Mientras él echa de menos que de la juventud del siglo XXI no surjan personalidades como Julián Marías o Menéndez Pidal, le recuerdo al responsable del Capitán Alatriste que aún está por hablar de una de las lacras más dolorosas de esa idiotizada España: me refiero a la tortura, repugnante medida para tener éxito policial, que sigue vigente en ese territorio que tanto agrada a Rosa Aguilar, a Gaspar Llamazares y a Santiago Carrillo cuando abraza al rey en la Pascua Militar, que es como debe de ser, porque, que uno sepa, los milicos siempre trataron de hacer la pascua al personal.

¿Lamenta Pérez-Reverte esa España, católica y apostólica, la que anima a sus fuerzas armadas y cuerpos de seguridad a seguir en la lucha, masacrando a quien se ponga por delante, sea etarra, macarra, ladrón, emigrante, editor, artista o parado? ¿Se refiere a esa España civilizada, moderna y europeísta, que no se estremece ante la escena de un sospechoso apaleado hasta la extenuación en un cuartelillo, sometido a la picana, el baño maría, la paliza bestial y al hospital, chaval, que como Julián Grimaú, «se ha tirado por le ventana para huir del interrogatorio»? ¿Le duele a Pérez-Reverte la España de la Audiencia Nacional y su Charanga Madrileña, organismo que dudará de la versión del equipo médico del hospital (que también el Gobierno se negará a aceptar), aunque ambos colectivos saben que será tan cierta como que «El País» miente y manipula con total impunidad, mientras desde el Consejo de Administración se anima a defecar sobre deontología periodística? ¿Acaso Pérez-Reverte alude a la España que va bien, la de los letrados acojonados, la de los jueces profesionalmente bizcos, la de los fiscales demócratas, o la de los diputados del PP y el PSOE escupiendo sobre los derechos humanos? ¿A la España de la venganza y el crucifijo, la violencia doméstica, urbana y rural, la que se empapa y divierte con programas, patrocinados por el Corte Inglés, donde las madres desgarradas cuentan cómo violaron a sus hijas antes de ser asesinadas?

Agradezco al autor el escrito, aunque tal vez hubiera sido más agudo y certero en el lanzamiento del vómito, si en lugar de apuntar a una derecha parlamentaria (que es cómplice) y una izquierda (que es ciega y muda), hubiera dirigido el chorro hacia el palacio de la Zarzuela, sede de todos los males que aquejan a esa España de tortura y pandereta que hoy se exhibe ante el mundo.

En una España republicana, sin un Gran Jefe inculto hasta la aberración, tal vez se cometiera alguna brutalidad, pero no sería un país tan despreciable como hoy, donde sólo pintan bastos y espadas. Las copas y los oros se sacan, democráticamente, para brindar tras la paliza habitual en las comisarías, cárceles, prisiones y cuartelillos patrios.

Y «El País», «El Mundo», «La Razón», «Abc», «La Vanguardia», «El Periódico», RTVE, «Ser», «Cope», «Antena-3», «Canal 4», «Tele-5», «La Sexta», el «Séptimo de Caballería», Miguel Bosé, Alejandro Ramazzotti y la madre que parió a todos los Borbones, queriendo insultar a la inteligencia con sus inútiles denuestos hacia Cuba, Venezuela. Ecuador y Bolivia.

© inSurGente

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