Se habló en plata ayer en el vestuario rojillo. Por desgracia, no es la primera vez a lo largo de la presente temporada, fruto de los malos resultados y de la deprimente imagen que el equipo ha destilado en algunos encuentros donde se esperaba mucho de su rendimiento.

Lo confirmó César Krutxaga, uno de los capitanes rojillos, quien reveló que fue el técnico, José Ángel Ziganda, el encargado de «poner la primera piedra para reaccionar», si bien no quiso trascender el contenido de dicha charla «porque son cosas que quedan en el vestuario».

Ahora lo que hace falta es que las palabras vayan acompañadas de hechos porque ya son varios los toques de atención que ha dado el míster en lo que va de campaña y de muy poco han servido a la vista de las últimas sensaciones que ha dejado la plantilla.

Y encima cada vez el margen de error es menor. Bien es cierto que queda toda una segunda vuelta por delante y que la diferencia con el décimo es de apenas tres puntos, pero también es verdad que el inminente calendario no invita a priori al optimismo. Si Osasuna volviera a tropezar ante el Athletic, sólo le quedaría la opción de remontar vuelo en dos salidas consecutivas muy complicadas al Sánchez Pizjuán y al Camp Nou.

Una tarea ingente a la que el plantel deberá hacer frente dejando a un lado su bisoñez y creciendo como futbolistas. Lo reconoció el de Ezkaroze al recordar que «cuando éramos jóvenes nos tocó aprender de los veteranos el saber leer dónde estábamos y aprender de las situaciones. Esa es nuestra responsabilidad ahora, hacerles ver las cosas e indicarles el camino».

Pero para acometer tal empresa será necesario el apoyo de todo el entorno, como solicitó el defensa, para quien «es ahora cuando debe estar unido todo el osasunismo, no queremos que la gente caiga en el desánimo».

No es baladí su llamamiento, ayer parte de la afición comenzó a abandonar la grada cuando Colsa anotó el 0-1, «lo que personalmente me dolió, aunque lo respeto. No hay que empañar la actuación de la afición por cuatro pañuelos, pero a quienes hay que dedicar los triunfos es a los que animan cuando estamos mal».

Ansiedad y concentración

Krutxaga achacó a la «ansiedad» del equipo por ganar el hecho de que finalmente se baje la concentración en momentos decisivos. «Lo que realmente veo reseñable de los últimos encuentros es que en los 20 ó 30 minutos finales estamos fallando un poco, quizás por la ansiedad de querer ir arriba o por creernos que el partido está controlado y no peligra, lo que nos hace bajar la concentración y es ahí donde nos están haciendo los goles», destacó el central.

Otro aspecto en el que hacer especial hincapié, a juicio de Krutxaga, es en la falta de reacción de la que hace gala la escuadra navarra cuando se pone por detrás en el marcador. «Es preocupante porque estamos siendo muy frágiles de cabeza, no creemos en la remontada y nos cuesta mucho hacer gol, porque en los partidos que nos hemos puesto por delante hemos acabado ganando», indicó.

Por lo demás, el jugador no creyó que haya que preocuparse más o menos que la mayoría de anteriores campañas. «En mis once años como profesional siempre he vivido estas experiencias, sin ir más lejos también con Aguirre estuvimos doce jornadas sin ganar en la segunda vuelta», rememoró.

De hecho, resaltó que «nos fuimos en Navidades con una buena sensación por el juego y llevamos cinco jornadas firmando buenos partidos», a lo que hay que unir que la circunstancia de haber caído en puestos de descenso «nos tiene que servir para activar una inmediata reacción, como siempre hemos hecho, porque ganando un partido podemos pasar otra vez del negro al blanco».

Los rojillos están obligados a que ese encuentro sea el inmediato, que no es otro que el derbi ante el Athletic en El Sadar. «Será un partido bonito, con tensión, para hombres, para gente que quiere sacar esta situación adelante, ahora es cuando va a salir el instinto de supervivencia», apuntó.