Los cambios en el CRL no resuelven la crisis por la falta de un marco vasco
La designación de Borja de la Sota como secretario general del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) y el próximo nombramiento del nuevo presidente, en sustitución de Martín Auzmendi, no resuelve la crisis en la que está sumido por la ausencia de un marco vasco de relaciones laborales y la oposición de Confebask para abordar elementos esenciales de mejora en el mercado laboral, como la precariedad.
Juanjo BASTERRA
El Consejo de Relaciones Laborales (CRL) se constituye como un órgano de «diálogo y encuentro permanente entre las confederaciones sindicales y empresariales», por un lado, y es, además, «un órgano consultivo en materia sociolaborales respecto del Gobierno y Parlamento de Gasteiz». En esta última etapa se encuentra sumido en una crisis profunda porque el presidente actual, Martín Auzmendi, puso el cargo a disposición del lehendakari Juan José Ibarretxe, hace ya casi dos años y será probablemente esta próxima semana cuando se designe otro presidente desde Ajuria Enea, una vez que el pasado jueves el pleno del CRL aceptó en el puesto de secretario general a Borja de la Sota, un técnico de ese organismo. También hay que tener en cuenta que ELA abandonó hace un año aproximadamente su presencia debido a que Cebek interpuso una serie de querellas contra delegados sindicales y responsables de ELA que participaron en los piquetes informativos de la huelga de dos meses en el sector de Hormigones y Canteras hace casi seis años.
Subordinación a Madrid
El representante de LAB en ese organismo sociolaboral, José Luis Rezabal, reconoce que la designación de los cargos más relevantes del CRL no resuelve la «crisis profunda» en que se encuentra sumergido. «La crisis del CRL es estructural, que va mucho más allá y trasciende a las personas que ostentan representación, como son el secretario general y el presidente». A su juicio, son dos importantes motivos los que frenan su actividad. Por un lado, «la ausencia todavía de un marco vasco de relaciones laborales supone una dependencia y subordinación a la legislación española, que se impone en nuestro ámbito vasco».
Por ese motivo, la potencialidad del CRL, salvo en el órgano de intermediación de conflictos (PRECO), «está muy mermada». En este caso, Rezabal asegura que esa crítica es trasladable a todos los órganos y administraciones de la CAV y Nafarroa, porque en lo esencial «no cuentan con competencias directas al margen de Madrid».
El responsable de LAB destaca que a esa merma competencial se une la falta de voluntad de Confebask para negociar materias relacionadas con el ámbito laboral. «La patronal contribuye a multiplicar esa situación de crisis porque no quiere abordar debates como la elevada temporalidad y precariedad que sufre el mercado de trabajo, ni quiere que haya un debate sobre el tiempo de trabajo y la calidad del empleo», precisa Rezabal. Supone que es en el seno del CRL donde se tiene que producir ese debate entre ambas partes. «Es un problema estructural. Pero esa cerrazón patronal fue la que encendió la mecha de la huelga general en 1999 en demanda de las 35 horas».
Condiciones sociolaborales
LAB asegura que su presencia en el CRL se concibe con el objetivo de «intentar dar una respuesta de fondo para mejorar las condiciones sociolaborales de la clase trabajadora. Por eso, ese espacio intersectorial de negociación colectiva debería activarse». Sin embargo, las intenciones de los sindicatos se ven frenadas por las decisiones de la patronal que -a juicio de Rezabal- «se encuentra cómoda y amparada en las decisiones que adopta la CEOE, puesto que Confebask es un apéndice de la patronal española. Sólo manifiesta una cierta discrepancia con todo aquello que tenga que ver con las vacaciones fiscal,es decir con aquello que les toca directamente el bolsillo. Con todo lo demás, siguen los pasos que dan sus compañeros de Madrid de la patronal».
LAB entiende que el balance de los 25 años de CRL «es pobre» debido a salvo los acuerdo sobre el PRECO, «que funciona bien», no se han producido avances en otras materias, ya que sólo se alcanzó con «el acuerdo vasco por el empleo, en materia de sustitución y relevo» de los trabajadores de más edad. Todo esto indica que «aunque cambien las personas, el problema de raíz no se resuelve».
Una de las condiciones que pone el lehendakari Ibarretxe para designar al presidente del CRL es que no haya rechazo por las partes que conforman el consejo, que es bipartito (empresarios y sindicatos) y paritario. Así ha ocurrido con el nombramiento de Borja de la Sota, como secretario general.
Se espera que Ibarretxe designe esta próxima semana al sucesor de Martín Auzmendi, que anunció su intención de abandonar ese cargo desde hace ya casi dos años. Tan sólo acude a la celebración de los plenos. Durante los últimos meses y semanas se han barajado diferentes personas para ocupar ese puesto, pero todas están descartadas. Entre los rechazados están Rafael Puntonet, Gotzon Olarte (un árbitro del Preco) o el director de Trabajo de Lakua, Alonso González. El CRL no se ha pronunciado por ninguno.