Félix Iriarte 2008/1/14
Arrasate
NOTICIAS DE GIPUZKOA
(...) Quien crea en eso de la tolerancia cero con la vulneración de los derechos humanos tiene una buena oportunidad de demostrarlo, y todo porque el estado español, el presidente del Gobierno, su ministro del Interior, el jefe de la oposición y unos cuantos más han dado motivos más que suficientes para pensar que España tampoco este año abandonará las listas negras que como siempre publicará Amnistía Internacional. Los agujeros negros de la versión oficial sobre la detención de Mattin Sarasola e Igor Portu en Arrasate son tan evidentes como los de la democracia española. (...) No importa que los portavoces oficiales del Gobierno hayan tenido que cambiar las versiones en función de los datos que proporcionaban médicos o familiares y no tengan a estas alturas ninguna credibilidad. Tampoco importa que hasta (...) Grande-Marlaska tenga dudas más que razonables sobre las torturas que debieron padecer. Pobre de aquel que ose cuestionar la verdad oficial. Se impone el silencio o el descrédito para el que hable para contar la realidad. Lo peor es que la sociedad española –no tanto la vasca– perdona todo. No sólo prefiere mirar a otra parte o justificar lo injustificable (...) sino que hasta estarían dispuestos a castigar electoralmente a quien incida en la verdad de los hechos. Luchar por la libertad, pregonar el fin de la tortura y exigir el castigo para los culpables no da réditos electorales (...) La firmeza y el palo contra todo lo que huela a ETA o a la izquierda abertzale, sin embargo, se llevan bien con las urnas. ¡Qué pena! (...) Mientras no haya voluntad de meterse en las cloacas para poner orden seguirán mandando los que allí están instalaron. Y mientras Zapatero y Rubalcaba se dejen engañar por esos matones, se sentirán protegidos y legitimados para seguir buscando montes y ríos donde torturar. Si se les deja pasar ahora no habrá quien les pare. Brindarán cada vez que aparezca el informe anual de Amnistía y se reirán cuando oigan hablar de democracia y de derechos humanos. Y Bono reirá también sus gracias.