Quim Monzó 2008/1/18
Por qué me voy a hacer homosexual
LA VANGUARDIA
En “La gran novel·la sobre Barcelona”, de Sergi Pàmies, hay un cuento en el que un hombre llamado Abel se aburre. El inicio es preciso: «Com que és diumenge i s'avorreix, l'Abel decideix fer-se homosexual». Dicho y hecho: se arregla y sale a la calle. (...) Al cabo de un buen rato, uno le aguanta la mirada, se acerca a él y le propone ir a su casa. (...) cuando el desconocido le desabrocha el cinturón, Abel (que siente que todo va demasiado rápido) propone ir a una sauna, ya que según ha oído decir son lugares que los homosexuales frecuentan. Van, el desconocido lo obsequia con una felación y, acto seguido, se pone a cuatro patas y le pide a Abel que le meta el puño. Y así hasta que el domingo se acaba.
Abel se hace homosexual por aburrimiento. Lo mío será por previsión. (...) visto que la azotea se te pone mal en el momento más impensado, voy a hacerme homosexual. Como a Abel, me costará no mirar las piernas de las mujeres, pero más se perdió en Cuba. Hace unos días oí por radio que en Gijón un señor mató a su compañero sentimental a cuchilladas y que, al ser hombre la víctima, no podía hablarse de violencia doméstica. Ay, caray. (...) O sea: que sólo hay violencia doméstica si la víctima es mujer. Con este panorama, no seré yo quien persevere en la heterosexualidad (...).
