La imagen del Medvedev se trabaja también en los lugares de su infancia
Nick COLEMAN |
A la directora adjunta de la escuela 305 de San Patersburgo se le humedecen los ojos cuando recuerda el día en que Dimitri Medvedev, delfín del presidente ruso, Vladimir Putin, y quien tiene todas las posibilidades de sucederle en el cargo, volvió a visitar su antigua escuela en setiembre.
«Temblaba ante la idea de que un gran dirigente de nuestro país iba a venir pronto», dijo Nadejda Zepfert, «pero cuando vino y le miré a los ojos comprendí que era nuestro alumno, nuestro niño, tan agradable, tan bello muchacho», señaló.
Perdido en un suburbio siniestro de San Petersburgo, el lugar atrae a los medios de comunicación desde que el 10 de diciembre Putin designara a su antiguo alumno candidato para las elecciones del 2 de marzo.
Medvedev tiene todas las oportunidades de triunfar con el apoyo del Kremlin y de los medios de comunicación, mientras que los candidatos de la oposición son marginados. Estamos ante una campaña mediática que crece para promover a este burócrata desconocido.
Medvedev, antiguo profesor de derecho de 42 años, ocupa ahora el puesto de viceprimer ministro y es jefe del consejo de administración del gigante gasero Gazprom.
Comparación con Putin
La construcción de su imagen recuerda a la de Putin cuando era primer ministro y fue promocionado para el puesto de presidente de cara a suceder a Yeltsin en 1999.
Pero la historia de Putin fue la de una dura infancia tras la Segunda Guerra Mundial, mientras que Medvedev es un niño de una época más progresista, nacido de padres modestos pero educados, en uno de los grandes barrios dormitorios que proliferaban.
Sus antiguos profesores destacan su «perseverancia», e incluso su «carácter democrático» actual, aunque quienes trabajaron con él en la administración municipal califican su papel entonces de «microscópico».