crónica | contra el pantano de korrosparri
Visita a otro entorno natural más que pretenden sumergir bajo las aguas
Los municipios de Asparrena, Donemiliaga, Zalduondo, Agurain... tienen en sus mon- tes los mejores tesoros. La Confederación Hidrográfica del Ebro amenaza uno de ellos, al querer construir un pantano junto al monte korrosparri. Los vecinos, que ayer visitaron el lugar, niegan que sea necesario, y denuncian el «desastre» que supondría para la zona.
Txotxe ANDUEZA
Quienes residen en los municipios alaveses de Agurain, Donemiliaga, Asparrena y Zalduondo siempre han tenido en gran estima el privilegiado entorno natural que les rodea. También quienes, sin ser del lugar, visitan esos parajes cada vez que quieren alejarse de la rutina y del asfalto.
La mañana de ayer, con su densa niebla, anunciaba un día raso, limpio. Ideal para que quienes acudieron al llamamiento de la plataforma Korrosparri y participaron en la marcha montañera organizada para conocer el entorno que quedaría sumergido bajo las aguas -si se construye el pantano- pudieran gozar del recorrido.
El paseo, ayer, era algo más que una mera excursión. Se trataba de traducir sobre el terreno lo que dicen las frías cifras del proyecto de pantano cuya memoria-resumen aprobó el 21 de marzo del pasado año la Confederación Hidrográfica del Ebro: los 472.000 m2 de superficie inundada; los 373 metros de longitud y 45 de altura de la pared de la presa; o los 20 millones de euros, que suponen el coste estimado de este proyecto.
«No tienen excusas»
El recorrido se inició en Zalduondo, adentrándose enseguida por una pista que suavemente asciende hasta la ladera del monte Korrosparri, un pico de poco más de 750 metros de altitud que ofrece una inmejorable atalaya. En su cima, las intervenciones de los miembros de la plataforma se sucedieron, para explicar lo que hasta ahora se conoce de un proyecto que se encuentra en proceso de elaboración del Estudio de Impacto Ambiental.
Bajo la mirada de todos, se extendía un paisaje catalogado oficialmente como «sobresaliente», situado en el corredor ecológico entre los humedales de Salburua y la sierra de Altzania, en el que esta obra causaría un gran impacto. Especialmente resultarían afectados el nacedero, el bosque autóctono de roble, o las localidades de Galarreta y Zalduondo, por los que pasarían los accesos al pantano.
Pero la información proporcionada por uno de los participantes, en relación al ofrecimiento formal hecho por el Centro de Recursos Ambientales de Nafarroa (CRANA), hizo que un argumento -«no hay necesidad de hacer otro embalse, ya no tienen excusas»-, se impusiera sobre todos los demás. Este organismo ha ofrecido de forma oficial a la Diputación Foral de Araba, trasvasar agua del pantano de Altsasu, cuyos recursos consideran que están totalmente infrautilizados, lo que permitiría olvidar el proyecto de Galarreta. Aunque muchos consideran que sería suficiente con controlar las fugas en las captaciones y una política de ahorro, para no plantearse la construcción de más embalses.
Entre las intervenciones, la del alcalde de Zalduondo, único ayuntamiento que queda fuera del consorcio que gestionaría esa presa. A diferencia de su enfado por el proyecto, en el que asegura que han confundido hasta la toponimia, los ayuntamientos de Agurain (su alcalde ha reactivado este proyecto), Donemiliaga y Asparrena quieren que el pantano se haga.
Y entre quienes ayer participaron en esta marcha montañera, nadie alcanza a comprender muy bien qué ocultas razones pueden llevar a unos representantes políticos a querer anegar unas tierras de tal belleza y de tan alto valor.