Raimundo Fitero
Jeroglíficos
Los noticiarios se están convirtiendo en una especie de jeroglíficos. Estoy intentando saber qué pasó en el senado italiano, y no hay manera. Solamente me insisten en lo del champán y la mortadela, en el escupitajo, en los insultos, la dimisión de Romano Prodi, pero nadie, nunca, jamás, nos explica las razones, comprobadas o supuestas, por las que suceden las cosas. Así que debemos ir creando la palabra final como en los jeroglíficos. El presidente Sarkozy ha viajado a la India, y según contemplo en los informativos televisivos, no sé a qué ha ido, pero sí se encargan en decirme que ha ido solo. Es decir, no ha ido acompañado, por lo tanto, no debe ser cierto el rumor de su boda secreta.
Puede que estos pequeños detalles que comento sean pejigueras de un especialista que mira demasiado de reojo al electrodoméstico esencial y que al común de los consumidores de televisión esas cosas se las traen al pairo. Y será verdad, pero el ejercicio del periodismo no puede ser un simple complemento al ocio, sino que debe intentar explicar qué, quién, cuándo, dónde, porqué de al menos las noticias que considera necesarias emitir, publicar, radiar, etcétera. Ésta deriva hacia el oscurantismo, a las medias verdades, medias mentiras, a coger el rábano por las hojas, solamente contribuye a la confusión. Y posiblemente ese sea el objetivo general.
Lo que queda claro es que las cadenas comerciales tienen ideología, que seguramente emana de su consejo administrativo, y si hacen de tripas corazón con algunas concesiones es simplemente por cuestiones económicas. Me pongo en una doble versión de una de estas cadenas, Tele 5. Por un lado anuncian que han llegado a un acuerdo con el «Canal Catalán» para emitir en catalán «Hospital Central», lo que es una estrategia de mercado estupenda y además se puede considerar como un paso adelante, y a la vez anuncia una congelación de «CQC», por sus malos resultados, cuando habían sido condenados Fuentes y los suyos a la noche del miércoles para que sufriera el desgaste que se ha producido. Sigue molestando este programa, y más en campaña electoral, porque muestra una idea del mundo distante a la de los obispos.