No cabe duda de que una ley como la española de Partidos Políticos es un cáncer para cualquier sistema que se pretenda democrático, porque supone el apartheid de la vida política para una parte importante de la población. En el caso que comentamos, diseñada, además, como traje a medida para expulsar del corpus político al independentismo vasco y de izquierdas.

Los cánceres pueden propagarse por dos mecanismos: la invasión que es la penetración directa por las células del cáncer en los tejidos vecinos o por metástasis que es la capacidad de las células cancerígenas de penetrar en los vasos sanguíneos y linfáticos y desplazarse a través de la circulación sanguínea y después crecer en un nuevo foco, en tejidos hasta entonces no afectados, de otras partes del cuerpo.

Hubo partidos vascos que pensaron que, a la vista de la redacción de la Ley, este cáncer antidemocrático iba a expandirse únicamente por el primero de los sistemas, esto es, el de invasión de los tejidos próximos: de Herri Batasuna a Batasuna, de aquí a Euskal Herritarrok, o a EHAK-PTV o EAE-ANV. De oca en oca y tiro porque me toca. Y además, como la enfermedad es expansiva, el que era de HB contaminaba a toda Batasuna, el que era de ésta a la siguiente y así sucesivamente, en una cadena que afectaba siempre a los considerados órganos próximos, a los apestados.

Criticaban tan antidemocrático proceder con la boca pequeña, pero como les reportaba pingües beneficios en forma de cargos políticos y grandes sumas de dinero que no les correspondían, pues en el fondo les venía de perlas. Pero hete aquí que la enfermedad no había parado en su expansión limitándose al mecanismo de la invasión de los órganos próximos, sino que lo estaba haciendo también circulando por la sangre del sistema político y ahora empieza a producir metástasis en otros órganos mas alejados en el tejido social.

De momento ha tocado al PNV, EA e IU, en el llamado caso Atutxa. El aitxitxe de Areatza solicitó del Tribunal que le aplicaran la «doctrina Botín», pero le han dado la vuelta al calcetín y lo que absolvió a aquél para él se ha convertido en condena. Son las verdades del banquero: tiene más mano el Banco de Santander que el Parlamento de Gasteiz. Luego pueden venir el caso Ibarretxe y otros más, pues la fiebre antivasca está que arde a la búsqueda de votos, y a saber qué ordena el TS tras las ilegalizaciones venideras.

Y es que algunos parece que olvidan aquel sabio poema: «Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, cuando encarcelaron a los socialdemócratas guardé silencio porque yo no era socialdemócrata, cuando vinieron a por los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie mas que pudiera protestar». ¡ Hagan juego señores !