Napolitano abre consultas para formar un Ejecutivo transitorio
El presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, abrió ayer consultas con los dirigentes políticos para estudiar si es posible evitar la convocatoria de elecciones anticipadas después de la dimisión la víspera del primer ministro, Romano Prodi. Éste llamó a reformar la ley electoral para evitar «tragedias» y la «fragmentación política».
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Giorgio Napolitano empezó las consultas inmediatamente después de la dimisión del jefe del Gobierno, Romano Prodi,para encontrar una salida a la crisis política abierta, mientras la derecha reclamaba la convocatoria de elecciones anticipadas aprovechando la ventaja de los casi doce puntos sobre el centroizquierda que le dan los sondeos.
Los primeros el acudir al Palacio del Quirinal, sede de la Presidencia, tras la apertura de consultas por parte del presidente de la República fueron los presidentes del Senado, Fausto Bertinotti (Rifondazione), y de la Cámara de Diputados, el democristiano Franco Marini, cuyos nombres suenen para dirigir un eventual Gobierno provisional que se encargaría de reformar la actual ley electoral antes de la convocatoria de comicios anticipados.
La ronda de consultas ha sido abierta a raíz de la dimisión el jueves del jefe del Gobierno, Romano Prodi, que perdió la confianza del Senado tras el abandono de uno de sus socios de coalición, y está previsto que finalice el martes con el encuentro que Napolitano mantendrá con las delegaciones del Partido Democrático, de Prodi, y de Forza Italia, del ex presidente Silvio Berlusconi, así como con ex mandatarios del país.
Bertinotti, líder de Rifondazione Comunista, es partidario de acometer reformas institucionales, en particular la referida al método de escrutinio, antes de volver a las urnas. También Napolitano ha instado reiteradamente a la clase política a modernizar las instituciones para volverlas más eficaces.
El presidente de la República deberá optar por disolver el Parlamento, lo que implica convocar nuevas elecciones en el plazo de 70 días, u ordenar la formación de un Gobierno provisional para garantizar la gobernabilidad del país.
Prodi: «No puedo ser yo»
El dimisionario Prodi descartó ayer la posibilidad de quedarse al frente de un Gobierno provisional. «No puedo ser yo la persona encargada de guiar un Gobierno para las reformas», ya que «si se pierde en el Parlamento, aunque sólo sea por un voto, significa que la estrategia que se tenía ha fallado». Sin embargo, llamó a una reforma de la ley electoral para evitar las «tragedias (...) y la fragmentación política» que, en su opinión, se derivaban de la actual.
La ley fue aprobada por la mayoría de Berlusconi en diciembre de 2005, pocos meses antes de las legislativas de 2006, con el objetivo declarado de dificultar una victoria del centroizquierda, al permitir acceder al Parlamento a pequeños partidos con menos de un 2% de los votos. Esta ley volvió ingobernable el país, como lo muestran los veinte meses de Gobierno de Prodi, sujetos a una presión constante y al chantaje de sus trece socios de coalición.
Mientras tanto, la oposición de centroderecha se frota las manos y reclama elecciones anticipadas. «Hay que votar con la actual ley electoral», defendió ayer Berlusconi, rechazando «maniobras de palacio, del tipo de gobiernos de transición para reformar la ley electoral», porque, opinó, «son una cosa totalmente inútil».
El líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, consideró que «no hay condiciones para un Gobierno técnico-institucional». A su juicio, la única salida a la crisis es acudir a las urnas «con esta ley electoral».
Romano Prodi llegó al Gobierno italiano tras vencer en las elecciones legislativas de abril de 2006 y en sus veinte meses de mandato ha dimitido en dos ocasiones. La primera, el 20 de febrero de 2007 cuando el Senado rechazó, por dos votos, su política exterior, aunque entonces, Giorgio Napolitano le encargó la formación del nuevo Gobierno. La segunda, el jueves.
Durante este tiempo, el Ejecutivo de Prodi empezó el saneamiento de las cuentas públicas y la lucha contra el fraude fiscal, pero la debilidad de su mayoría y la oposición de la izquierda frenaron otras reformas, como la liberalización de servicios.
Desde el ala izquierda de la plataforma L'Unione (y desde fuera de ella) se le ha criticado a Prodi el mantenimiento de las tropas italianas en Afganistán, el proyecto de TAV entre Turín y Lyon que provocaría graves afecciones ambientales en los Alpes y la reforma neoliberal de las pensiones.
El gran logro de Prodi ha sido la creación del Partido Democrático, una amalgama que busca el centro y que tiene como referentes europeos son el Modem de François Bayrou y el PNV.
Romano Prodi señaló que su insistencia en someterse a una votación de confianza en el Senado pese a no contar con la mayoría necesaria estuvo motivada por su «concepto de democracia».
El presidente de la República, Giorgio Napolitano, de 82 años, se enfrenta a su primera grave crisis política desde su elección en mayo de 2006.
Veterano antifascista y antiguo miembro del Partido Comunista de Italia, deberá ahora convertirse en árbitro, por encima de los partidos, para sacar al país de la crisis.
Uno de los principales artífices del cambio reformista del PCI, fue el primer político procedente de sus filas en acceder al más alto cargo del Estado.
Reconocido por su moderación, su prudencia y su sentido de Estado, a los 17 años ingresó en un grupo de resistentes comunistas. En 1945 se afilió al PCI, a cuya dirección llegó en 1962. Presidió la Cámara de Diputados (1992 y 1994) y en 1996 pasó a ocupar la cartera de Interior en el primer Gobierno de Prodi.
Napolitano es respetado por la práctica totalidad de la clase política. GARA