El pasado verano se cumplieron 40 años de la única Copa de Europa ganada por el Celtic en su historia. El combinado escocés-o irlandés habría que decir- celebró la efeméride por todo lo alto, donde las actuaciones musicales de grandes estrellas del panorama musical se intercalaron con el homenaje a los héroes de aquella gesta. En general, en el fútbol de las islas se suele rendir pleitesía a sus mitos y la admiración hacia los futbolistas es máxima.

Así, el Athletic, desde su fundación, siempre ha mirado a Inglaterra. Es el ejemplo a seguir, no cabe duda, pero en los últimos tiempos es algo que se está perdiendo. Una de las evidencias es el trato a los antiguos jugadores. Sólo hay que ver cómo ha echado García Macua a Dani y Núñez, capitanes del equipo campeón de los ochenta. Y es que una cosa es la opinión que se pueda tener sobre sus salarios o funciones y otra bien distinta las formas de tratar a gente que es historia del club y, ahí, tanto el presidente como su delfín Inchaurraga suspenden con estrépito.

Ahora pretenden que el caso Guerrero llegue a un punto muerto para que el portugalujo ceda, algo que no parece que vaya a ocurrir vista su última carta, para librarse del «marrón» de despedirle. Una cuestión al que hay que sumarle un aire de revanchismo electoral que olvida que un club tan particular debe de ser exquisito en las formas e imagen con sus mitos. Si no, el Athletic perderá su estilo.