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«La idiosincrasia de Osasuna no se puede perder nunca»

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José Ángel «Cuco» ZIGANDA

Entrenador de Osasuna

Confiesa que le encantaría estar «muchísimo tiempo» en el club rojillo, pero también es consciente de que el fútbol de elite no funciona con esos parámetros de temporalidad. De momento, el Cuco va camino de cumplir su segunda temporada dirigiendo a la escuadra navarra con el difícil objetivo de conseguir la permanencia y ensamblar un nuevo bloque, tras el éxodo veraniego de jugadores.

Natxo MATXIN |

En el repaso a la primera vuelta, Ziganda cree que su equipo ha mejorado con el sistema que ahora emplea y confía en que dará mayor rendimiento en la segunda.

¿Esperaba una primera vuelta liguera como ésta?

Soy optimista por naturaleza, pero también consciente de que podía ocurrir esto. Quizás somos los menos objetivos, de puertas afuera ya nos advirtieron que era difícil recomponer un equipo con tantas bajas.

¿Ha visto peligrar su puesto en algún momento de la temporada?

Todos los días peligra. Ser entrenador de Primera pende de un hilo y si los resultados no acompañan, se produce un cambio. También es verdad que si algún equipo tiene paciencia, ese es Osasuna, está demostrado.

De todas las salidas, ¿la más perjudicial para el equipo ha sido la de Raúl García?

En el centro del campo es donde más problemas tenemos. A la marcha de Raúl García hay que unirle la lesión de Nekounam y los problemas en los tobillos de Puñal, lo que le está impidiendo tener el nivel de otros años.

Da la impresión de que estos dos últimos iban a conformar el doble pivote titular de esta campaña.

Puñal y Nekounam nos dieron mucha solidez y solvencia el año pasado en momentos críticos del equipo. Esta pareja supo asumir el rol de saber estar y de competitividad en momentos duros. Por eso, partíamos con cierta tranquilidad, pero se rompió Nekounam y no nos queda otro remedio que solventarlo de otra manera. También lo hemos compaginado con la incorporación de Hugo Viana, otro jugador que nos podía dar cosas, pero no sé si por la lesión o por su estilo de juego, todavía no ha terminado de encajar.

¿Se le fue la mano al cuerpo técnico al permitir tantos cambios en la plantilla?

Queríamos que se quedasen todos los jugadores, pero los recursos de Osasuna son los que son. No podemos permitirnos el lujo, por ejemplo, de un central que nos cueste seis millones de euros. Tenemos que ser conscientes de que hay que levantarse ante estas bajas porque otros equipos pueden mantener a estos futbolistas, pero está claro que nosotros no.

A la vista de estas deficiencias en ciertos puestos, ¿se va a hacer un esfuerzo en el mercado invernal?

Lo normal es que no pase nada, pero también es verdad que si hay alguna oportunidad buena la vamos a materializar. Tendría que ser una opción que mejore la plantilla o, por lo menos, que dé competencia. En el pivote estamos un poco justos, pero no va a ser traer por traer, aunque con nuestro potencial económico son apuestas un tanto arriesgadas porque los candidatos serían futbolistas que no juegan en equipos medios.

Con las nuevas incorporaciones se ha ganado en calidad, pero se ha bajado en músculo. ¿El Osasuna de los próximos años estará determinado por este tipo de jugadores o serán ellos quienes se acomodarán a la idiosincrasia rojilla de ser un conjunto de garra?

La idiosincrasia de Osasuna no se puede perder nunca, hay que intentar que todo el mundo se amolde al espíritu y forma de ser que tenemos aquí. También es cierto que, hoy día, sólo achuchando no se ganan puntos, hay que jugar al fútbol. La verdad es que en algunos partidos nos ha faltado cierta sensación de agresividad, más por momentos puntuales, pero creo que hemos recuperado nuestro carácter, sobre todo en el último partido contra el Athletic.

Un delantero, dos delanteros... es el debate sobre el dibujo del equipo. ¿Va a seguir a muerte con el actual sistema táctico hasta el final de la temporada?

No, no lo tengo claro. Estoy abierto a todo, aunque en casa sí que tenemos que intentar jugar con dos delanteros, pero se deben compaginar bien porque los cuatro atacantes que hay en la plantilla son nuevos y no se conocen de antes. Mi sensación es que con el actual sistema el equipo está mejor porque, cuando empezamos con dos puntas, al bloque le faltaba juego, aunque sí que es cierto que ahora necesitamos un poco más de proyección atacante.

¿Queda tiempo en la presente temporada para rentabilizar deportivamente la mayor apuesta económica del club, como fue la incorporación de Portillo?

Tiempo hay, pero hace falta que lo recuperemos anímicamente. Vino con mucha ilusión, la misma que pusimos en él, pero las prisas y la poca paciencia, unido a un inicio de temporada que no fue el que todos esperábamos, ha hecho que nos hayamos quedado anclados en su progresión. Ahora lo importante es que mantenga la confianza y que cuando tenga una oportunidad que la intente aprovechar.

El plantel debería ganar en cohesión llegada la segunda vuelta, ¿confía en que eso se refleje en buenos resultados?

Espero que sí, pero está claro que los demás también van a ir hacia adelante. Nosotros debemos mantener una progresión contínua siguiendo en la línea en la que estamos. Hay máxima igualdad y competencia, y ello se demuestra en que los diez equipos que estamos ahí no conseguimos dos o tres resultados positivos consecutivos.

¿Qué aprendió Ziganda de la campaña pasada que en ésta ya no le pilla por sorpresa?

Lo principal es mantener la calma, tanto en momentos malos como buenos, confiar en el trabajo y en uno mismo. Cuando las cosas van mal, hay que hacerse fuerte y tirar hacia delante. No sirve de nada lamentarse.

En ocasiones no se ha entendido su defensa de los árbitros, ¿se puede ir con ese talante en un deporte de lobos?

Lo hago porque lo siento. Los árbitros se equivocan a favor o en contra nuestra, pero sin ninguna mala intención. Sinceramente, no me considero tan importante como para poder presio- nar a los colegiados. Además, protestaría si pensara que con ello íbamos a obtener beneficios, pero nuestra repercusión es mínima, comparada con la de los grandes, aunque sí que es verdad que este año estamos teniendo muy mala suerte con los arbitrajes. El año pasado los que se quejaron fueron quienes descendieron.

Estamos en el ecuador de su segunda temporada, ¿se ha marcado un ciclo en el club rojillo?

A mí me encantaría estar muchísimo tiempo aquí, pero sé que es imposible. Estoy en mi ciudad, con mi equipo, es lo ideal, pero soy consciente de que la gente se cansa, es difícil mantener un discurso y se necesitan caras nuevas y nuevas motivaciones. Lo que sí tengo claro es que le he dado mi palabra al presidente y la secretaría técnica por la fe que han tenido en mi persona.

«No creo que por ser de casa tenga más críticas. Al revés, me siento respetado»

Monreal, Igotz, Erize, Azpilikueta o Sola, Jokin y Oier en la recámara, son algunos de los hombres a los que Ziganda les ha dado la alternativa con el primer equipo, un técnico venido de las categorías inferiores que conoce muy bien lo que pueden dar de sí estos jóvenes valores.

No le tiembla el pulso a la hora de echar mano de los chavales de la cantera, ¿obligación o devoción?

Son las dos cosas, Primero, hay que mantener vivo ese espíritu para los chavales de abajo, pienso que es el futuro. Y también es devoción porque me gusta la alegría y ganas que tienen de llegar a arriba. Ese hambre es muy importante para mantener la intensidad y concentración de todo el grupo.

La última perla de Tajonar se llama César Azpilikueta, ¿es, junto a Monreal, la pareja de laterales de futuro de Osasuna?

Los dos tienen unas condiciones impresionantes. Hace falta, primero, que tengamos mucha paciencia con ellos y que ellos, a su vez, mantengan la progresión que están teniendo. Cada uno tiene que mejorar algunos aspectos, pero son chavales prototipo de aquí, muy humildes, sencillos y trabajadores. Por eso, tienen todo para salir adelante y su futuro es muy grande.

¿Es cierto que se le exige más al de casa que al de fuera?

Mi familia me dice eso, pero yo creo que no, hoy día todo el mundo tiene muchísima presión, tal y como se mueve el fútbol. Lo que está claro es que la expectación que vende uno de fuera es mayor que uno de casa. En mi caso particular, la verdad es que cogí la Bolsa en un pico muy alto y mantenerse ahí es muy difícil porque encima vienen otros y te compran tus mejores recursos.

¿Siente que su trabajo está minusvalorado?

Sinceramente pienso que si hubiera otro en mi lugar tendría parecidas críticas, tanto a favor como en contra. No creo que por ser de casa tenga más críticas contrarias, al revés, me siento respetado, se sabe que somos gente de club y se comprenden las dificultades que hemos tenido en estas dos temporadas. N.M.

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