Egipto no fue capaz de frenar el paso de palestinos en la frontera de Rafah
Una nueva brecha abierta con una excavadora en la valla fronteriza de Rafah dejó sin efecto el intento del Gobierno de Egipto de cortar el flujo de palestinos que buscan en el país vecino los víveres que no encuentran en su territorio debido al bloqueo sionista. Israel y EEUU presionaron a Egipto para que cerrara la frontera, llegando a suspender la ayuda de Washington, pero la necesidad de miles de personas saltó, una vez más, por encima de la valla.
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El Gobierno de Egipto ordenó ayer el cierre de la frontera con Gaza en las inmediaciones del paso de Rafah, donde, desde el miércoles, cientos de miles de palestinos han conseguido romper el bloqueo al que se les somete Israel y aprovisionarse de productos de primera necesidad.
La Policía egipcia anunció previamente mediante altavoces colocados en las ciudades egipcias de Rafah y el-Arich que la frontera se cerraría a las 12.00 (14.00 en Euskal Herria). De este modo, pese a que continuaba el flujo de palestinos de Gaza a Egipto, la mayoría comenzó a hacer el recorrido inverso. El jueves, Egipto ya instaló controles para impedir que los palestinos cruzaran el Sinaí y llegaran hasta El Cairo.
De este modo, Egipto se plegaba a las presiones que le llegaban tanto de Israel como desde EEUU para que procediera al cierre de la frontera de Rafah con el argumento de que «terroristas de Hamas» estaban aprovechándose de la situación para hacerse con armas.
Según informó la televisión qatarí al-Jazeera, el Congreso de EEUU había suspendido la ayuda que otorga al Gobierno egipcio, 110 millones de dólares anuales (75 millones de euros), debido a la apertura de la frontera de Rafah.
El despliegue de los policías egipcios en la frontera provocó protestas de los palestinos que trataban de conseguir víveres en Egipto.
Junto a ello, activistas procedieron a abrir dos nuevas brechas en la valla de separación mediante una excavadora, mientras que cientos de palestinos coreaban consignas en apoyo de Hamas y volvían a pasar al lado egipcio a aprovisionarse. El portavoz de Las Brigadas Ezzedin al-Qassam, ligadas al movimiento islamista, Abu Ubayda, negó la participación de este grupo en el nuevo derribo de la valla.
Ante la multitud de palestinos congregada en Rafah, la Policía egipcia optó por no intervenir y miles de palestinos continuaron con el flujo de mercancías.
Mientras, el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, ordenó que el paso de Erez, situado en el extremo norte de Gaza y puerta de acceso desde el territorio del Estado de Israel, se pusiera en «estado de alerta». El jueves, el Gobierno de Hamas en Gaza alertó de que la situación vivida en Rafah podría trasladarse a Erez, debido a la alarmante situación humanitaria provocada por el bloqueo sionista.
En unas declaraciones que publicará hoy una revista de El Cairo, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, se declaró dispuesto a realizar tareas de mediación entre Hamas y al-Fatah «para que cicatricen las heridas y se garantice la unidad del pueblo palestino», según informó ayer la agencia egipcia Mena.
En busca de la unidad nacional
El portavoz de Hamas en Damasco, Jaled Mechaal, declaró a la agencia Reuters que el movimiento islamista estaba dispuesto a acudir a El Cairo para dialogar en busca del fin de la división palestina.
Sin embargo, los grupos palestinos que celebraban una conferencia nacional en Damasco (Hamas, Yihad Islámica y FPLP-Comando General) exigieron a Egipto que no cediera ante las presiones de EEUU e Israel y mantuviera abierta la frontera.
«Egipto tiene que asumir su responsabilidad para levantar el bloqueo y parar la agresión israelí contra nuestro pueblo», añadieron.
Junto a ello, criticaron duramente a la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas, destacando que «los grupos que firmaron el Acuerdo de Oslo no representan a todos los palestinos y no están legitimados para hablar en nombre de los palestinos del interior y de la diáspora» y rechazando la persecución que lleva a cabo contra los resistentes armados a la ocupación sionista.
El FPLP, formación de izquierdas que no ha participado en el foro de Damasco, rechazó las críticas del Comité Ejecutivo de la OLP a este encuentro, en las que reclamó que se dejen de disparar «inútiles cohetes» por parte de la resistencia palestina.
Así, el FPLP destacó que el Comité Ejecutivo de la OLP, del que forma parte, no había adoptado ningún acuerdo en este sentido y que las críticas a la resistencia «dan cobertura a los crímenes que Israel comete diariamente contra nuestro pueblo». Por ello, instó a Mahmud Abbas a «abandonar estos métodos» y a trabajar en pro de la unidad nacional palestina y de las buenas relaciones con Siria.
En El Cairo, por otra parte, cerca de 1.500 personas se manifestaron en la Feria del Libro para protestar contra el bloqueo de Gaza. La protesta fue convocada por los Hermanos Musulmanes, principal grupo egipcio de oposición, y tuvo lugar a la salida de la oración del viernes en las mezquitas. La de al-Azhar, principal centro suní, estuvo rodeada por la Policía.
Manifestaciones similares tuvieron lugar en varios países árabes e islámicos, como Jordania, Bahrein, Qatar o Irán, donde el ayatolá Ahmed Yanati, del Consejo de Guardianes, acusó a los gobiernos de la región de «preferir ganarse la satisfacción de Bush y de Israel que la de Dios y su profeta». También hubo protestas en varios países europeos.
Un policía de fronteras israelí resulto muerto y otra herida en un ataque palestino en el este de Jerusalén, mientras que dos milicianos de Hamas fallecieron en otro ataque contra el asentamiento sionista de Kfar Etzion, al sur de la capital palestina.
Los dos milicianos de Hamas -Mohammad Sabarneh, de 21 años, y Mahmud Sabarneh, de 20- procedían de la localidad Beit Ommar, en el área de Hebrón, donde horas después, el Ejército israelí llevó a cabo una operación de castigo, en la que falleció Mahmud Awad, de 18 años.
Desde hace años no se producían ataques de estas características contra posiciones sionistas en el área de Jerusalén.
Por otra parte, otros seis miembros de Hamas murieron como consecuencia de un doble ataque aéreo israelí contra Gaza. Entre los fallecidos se encuentra Mohammed Harb, dirigente de las Brigadas Ezzedin al-Qassam (vinculadas a Hamas) al que Israel acusa de estar implicado en la captura del soldado sionista Gilad Shalit, en junio de 2006. Todos ellos murieron al recibir el impacto de un misil los vehículos en los que viajaban al sur de Gaza.
Por otra parte, las Brigadas al-Quds, vinculadas a la Yihad Islámica, reivindicaron la explosión de un artefacto cerca de una patrulla de la Inteligencia israelí en la localidad de Qabatya, en el área de Yenín, así como el lanzamiento de dos cohetes contra Sderot.
Asimismo, las Brigadas Abú Alí Mustafá, ligadas al FPLP, asumieron el lanzamiento de dos cohetes contra la ciudad israelí de Sderot y la base militar de Nahel'Oz.
Tras la marcha contra el neoliberalismo convocada para esta tarde en el teatro Arriaga, tendrá lugar una concentración en apoyo al pueblo palestino organizada por Komite Internazionalistak.
Once personas resultaron heridas ayer en al-Khader, al sur de Belén, durante una protesta contra la construcción de un muro de separación que Israel está levantando y que se apropia de tierras de cultivo palestinas.
El cónsul general francés en Jerusalén, Alain Remy, no pudo franquear el checkpoint situado entre Belén y Jerusalén, ya que los soldados israelíes trataron de registrar el coche diplomático en el que viajaba.
Ibrahim Sarsour, líder del Movimiento Islámico y miembro de la Knesset, denunció que «los soldados israelíes están elevando el nivel de violencia, física y verbal, contra los palestinos en los checkpoints».
Cientos de personas bloquearon ayer con neumáticos en llamas la carretera principal que une Trípoli, en el norte de Líbano, con Siria, después del atentado de Beirut en el que murió, entre otros, el capitán Wissam Eid, según informó France Presse.
Los manifestantes procedían del pueblo de Deir Ammar, del que también era natural el capitán muerto, y expresaron su indignación prendiendo fuego a los neumáticos, con los que cortaron la carretera en ambos sentidos.
«Estamos aquí porque Wissam Eid era un miembro armado de nuestra comunidad que nos ayudó mucho», afirmó un familiar del miembro de las Fuerzas de Seguridad Interior (FSI) fallecido en un suburbio cristiano de la capital libanesa.
«No abriremos de nuevo la carretera mientras los que lo han matado no paguen por ello», amenazaron. «Queremos que todos los políticos asuman la responsabilidad de este acto», dijeron.
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