Las autoridades reducen a cuatro los muertos en el atentado de Beirut
Las autoridades libanesas redujeron a cuatro el balance de víctimas mortales en el atentado con coche bomba en un barrio cristiano de Beirut, entre ellas un alto mando de los servicios de inteligencia.
GARA |
Un alto responsable de los servicios de información libaneses, el capitán Wissam Eid, y otras tres personas fallecieron ayer como consecuencia de la explosión de un coche bomba en un barrio cristiano de Beirut, el último de una serie de atentados que amenazan aún más la estabilidad de Líbano, hundido desde hace meses en una grave crisis política.
El vehículo de Wissam Eid, que fue identificado por el jefe de la Policía, Ashraf Rifi, fue alcanzado por la explosión cuando iba camino de su oficina y junto a él murió uno de sus guardaespaldas. Además, la deflagración de coche, que contenía unos cincuenta kilos de explosivos, hirió a una veintena de personas.
Eid, de 31 años de edad, asumió su cargo después de que su predecesor, Samir Shehaded, resultara herido por una bomba en 2006, y trabajaba en una unidad de inteligencia considerada próxima al líder de la coalición antisiria en el Gobierno, Saad Hariri. En febrero de 2006 salió ileso del lanzamiento de una granada contra su domicilio beirutí.
Según un antiguo miembro de la comisión de investigación internacional sobre la muerte del ex primer ministro Rafic Hariri en 2005, «Eid aportó informaciones que apuntaban a la implicación de Siria».
Una fuente de la mayoría antisiria añadió que Eid volvía de una reunión con miembros de esta comisión cuando sufrió el atentado, que provocó importantes daños materiales y formó un cráter de cinco metros de diámetro en el barrio de Hazmieh.
«Fue como un terremoto», afirmó una empleada de una empresa situada a escasos metros. «Fue un espectáculo apocalíptico», insistió Ghandour Machlab, de 48 años.
«Este atentado no impedirá llevar a cabo nuestra misión de proteger al país y garantizar la seguridad», declaró el general Ashraf Rifi. «Es un mensaje dirigido a los servicios de seguridad después del lanzado al Ejército con el asesinato del general François el-Hajj en diciembre de 2007», añadió.