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Raimundo Fitero

Siete mil

Se dice fácil, pero presentar siete mil noticiarios en televisión es una auténtica burrada. Es lo que celebró la otra noche Matías Prats, y sus compañeros de Antena 3 le ofrecieron una tarta en directo. Este hombre, que hasta hace muy poco todavía era, junior, hijo, lleva toda la vida delante de las cámaras. En dos campos muy delimitados: deportes e informativos. Bueno, y publicidad, que es otra fuente de ingresos. Una vida televisiva en donde casi nadie a dicho nunca ni una palabra mala sobre él, su actitud, sus relaciones. Muy premiado, muy querido, tiene un don impagable: la credibilidad.

Matías Prats fue uno de los primeros en abandonar TVE, donde se formó, donde hizo su carrera, donde tenía un buen estatus, para irse a una televisión privada. En Antena 3, desde que llegó ha sido el comunicador de referencia, el presentador de los informativos de la noche, es decir, una pieza fundamental en el engranaje de los informativos, y un emblema de la cadena. Y hay que recordar que Antena 3 ha sido, históricamente, la cadena puente, la que se formaba a la sombra del poder para tener una continuidad, pero que desde que los delincuentes del aznarismo metieron mano ha sido la más pepera de todas, lo que es una cuestión de entrenamiento. Pese a todo, a Matías Prats, no se le ve nunca la patita electoral, es lo que se dice, y creo que en este caso se acierta: un profesional. ¿Que qué es un profesional? Buena pegunta.

A Matías Prats lo estuvimos identificando durante muchos años con los deportes de la primera estatal, con Olga Viza presentaron olimpiadas, campeonatos del mundo, era una dupla perfecta. Juntos pasaron, por cierto, a la privada. En la Sexta, la otra noche en el programa de Wyoming, en esa encuesta salada que hacen diariamente, pusieron como tema estos siete mil noticiarios, pero en contraposición colocaron un vídeo de una de esas citas deportivas en la que estando en TVE y conduciendo un programa, daba paso a las distinta sedes, a los corresponsales, y nunca entraba nada, y en una de esas, se puso a gritar muy enfadado por el desbarajuste y salió al aire. Gajes del oficio. Cuenten y verán que siete mil, son demasiadas veces para todo.

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