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Napolitano opta por un gobierno interino y la reforma electoral

El jefe de Estado italiano, Giorgio Napolitano, encargó ayer al presidente del Senado, Franco Marini, que explore si se dan las condiciones para formar un Gobierno de transición capaz de reformar el sistema electoral antes de convocar elecciones generales. Un cometido nada fácil a juzgar por la fragmentación política en Italia. El propio Marini admitió lo «difícil y laborioso» de este encargo, aunque se mostró muy agradecido por la confianza depositada en él.

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Tras tomarse una «pausa de reflexión», el jefe de Estado de Italia, Giorgio Napolitano, optó por no llevar al país a unas elecciones inmediatas y decidió encomendar al presidente del Senado, Franco Marini, el encargo de examinar si existe la posibilidad de formar un Gobierno que reforme la ley electoral.

«He pedido al presidente del Senado, por su responsabilidad institucional, que verifique la posibilidad de consensos para aprobar un preciso proyecto de reforma electoral y dé apoyo a un gobierno, que apruebe esta nueva ley y las decisiones más urgentes en algunos campos», explicó. Tras cuatro días de consultas con los representantes políticos, el presidente de la República eligió la fórmula del «mandato de exploración» para solucionar la crisis de Gobierno abierta tras la retirada de la confianza a Romano Prodi, que dimitió como primer ministro.

Napolitano justificó su decisión alegando que «la crisis de Gobierno comenzó cuando en el Parlamento se habían comenzado una serie de negociaciones entre las fuerzas políticas para una modificación de la ley electoral y de algunas importantes normas de la Constitución».

Afirmó que en el país se vive la preocupación «de que sin estas reformas no se puede llegar a la necesaria estabilidad política». A este respecto, subrayó que la petición de modificar de la ley electoral «ha sido claramente expresada en el seno de la opinión pública y por una significativa representación del mundo económico».

Recordó que existe la demanda de convocar un referéndum, aprobada por el Tribunal Constitucional, para un cambio de esta normativa.

Para acallar las posibles críticas de Silvio Berlusconi y sus aliados, remarcó que su decisión «no es en modo alguno ni ritual ni dilatoria, y para convencerles ha dado el encargo a Marini, que viene del sindicalismo pero alaba a la patronal; milita en el centroizquierda pero lo respeta el centroderecha y es miembro de Acción Católica.

Hoy comenzará las consultas con los representantes políticos para llevar a cabo la misión encomendada que, se presenta muy complicada. «Marini, llamado a intentar una empresa imposible», señaló ayer un articulista del diario «La República».

De hecho, el propio Marini reconoció que se trata de un «empeño difícil y laborioso». «Sé bien que no se trata de un compromiso simple, sino gravoso» y que los ciudadanos «están aguardando con «fuerte atención» el desenlace de esta crisis.

No obstante, expresó su «vivo agradecimiento» a Napolitano por la «confianza» depositada en él al realizarle este encargo y aseguró que trabajará con «toda su determinación». Marini fue el primero en pasar por el Palacio del Quirinale el pasado viernes. Ya entonces, desestimó la opción de convertirse en primer ministro de un gobierno provisional, bajo el argumento de que «la responsabilidad» que tiene como presidente del Senado «es ya grande» como para aceptar otro cargo.

Berlusconi cierra las puertas al diálogo e insiste en ir a las urnas

Como era de esperar, el ex primer ministro y líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, rechazó un Gobierno de transición y cerró las puertas a todo tipo de diálogo: «Diremos a Marini que no estamos de acuerdo en que hay necesidad de cambiar la ley electoral o de perder tiempo en un nuevo Gobierno, que tendría mayoría en el Senado con uno o dos senadores». Reiteró que «hay muchas emergencias de las que ocuparse y, por tanto, es necesario un gobierno operativo con todos los poderes y una mayoría parlamentaria». Berlusconi hizo esta declaración tras reunirse con Pierferdinando Casini, dirigente de la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro (UDC), y antiguo aliado suyo.

Casini es la incógnita que deberá despejar el presidente del senado. Si bien se mostró partidario de convocar elecciones anticipadas después de reunirse con Giorgio Napolitano, también apoyó la reforma de la ley electoral. De hecho, aseguró que escuchará «con atención a Marini», aunque consideró que «hay poco margen» para lograr consensos. Por su parte, Walter Veltroni, alcalde de Roma y líder del Partido Demócrata, afirmó que su formación «apoyará un gobierno transitorio que convoque elecciones tras una reforma electoral o tras la votación en el referéndum».

El secretario de Refundación Comunista, Franco Giordano, aplaudió la decisión de Napolitano: «Es lo que habíamos pedido. Sólo esperamos que se consiga un consenso».

Para el presidente de los senadores de Alianza Nacional, Altero Matteoli, Marini tiene ante él una «misión imposible» y la única solución es acudir a las urnas. GARA

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