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Dionisio Amundarain

A palabras necias...

Si yo tuviera que elegir al dar el voto entre el PP y el PSOE, desde luego se lo daría a este último. No por ningún grado de simpatía por él y conformidad con él, sino por evitar las zarpas de la fiera.

Pero, gracias a quien sea, no me siento sujeto a esa alternativa. Los señores obispos de España -ignoro si los de Euskal Herria están con ellos- me han presentado el asunto en bandeja. Votaré por ellos.

Ironías aparte, considero muy serio el problema. Juzgo que han metido, una vez más, la pata. Abiertamente abogan, y oficialmente, a que se dé el voto al PP. Juzgaba uno que no cabía ya modo, de parte de la jerarquía, de decantarse tan abiertamente a favor de uno de los partidos políticos. Entre otras razones, simplemente porque un partido político es un partido, un grupo que toma partido, que es parcial. Pero, además, en este caso, es tomar partido a favor del PP; un partido, un grupo particularmente nocivo para el pueblo. ¡Qué bueno sería que hablasen los economistas para poner encima de la mesa los multimillonarios negocios que traen entre manos los gallitos que manejan, que organizan el corral del citado partido. Pero a los obispos no les interesan los asuntos de la mammona iniquitatis (de la riqueza adquirida y manejada inicuamente). ¿No será que muchos de ellos están metidos en el ajo? Les interesa hablar de otras lindezas que no comprometen. Con todo, Mateo, en su evangelio para el juicio cuando venga el Hijo del hombre, nos habla de otros criterios: tuve hambre y sed, era inmigrante, estaba desnudo, enfermo, en la cárcel, y me asististeis.

Pero ¿cuál es la acusación contra otros partidos políticos que les lleva a los obispos a decantarse a favor del PP? Voy a limitarme a una: con un grupo terrorista no caben concesiones. Todo el mundo sabe a qué se refieren. Pero no es una afirmación neutra. Todo el contexto de las acusaciones deja claro lo que han querido decir. Ateniéndome, pues, al caso mencionado, voy a permitirme hacer una pregunta. Ante todo, ¿a qué terrorismo y a qué terroristas se refieren? Una vez más, salta a la vista que cometen un vergonzoso, engañoso y falaz reduccionismo. No quieren enterarse del terrorismo de la tortura, del terrorismo de la persecución contra las ideas, del terrorismo de los estados de excepción, del terrorismo del hacinamiento en las cárceles, del terrorismo del favoritismo a costa de los más desfavorecidos. A todo ello habría que añadir la falta de aportación de soluciones. El no tener en cuenta los diversos esfuerzos -muy pocos, la verdad- que se dan en el mundo para resolver los diversos problemas planteados, no simplemente con bonitas palabras. A vuela pluma me viene el caso de Venezuela, donde el Gobierno, con mucho acierto, ha proporcionado, hace unos días, una ambulancia a unos atracadores de un banco para resolver la situación creada, para salvar la vida de los rehenes. Sin duda, para los señores obispos españoles esa cesión no sería sino una majadería más de Chávez. Uno, al contrario, la ha celebrado con una gran alegría.

Invito a los diversos partidos políticos que se hayan sentido descalificados por esta metedura de pata de los obispos a que centren su campaña electoral y la política subsiguiente no en anular los diversos movimientos -concretemos: no en ilegalizar partidos políticos-, sino en buscar honrada y sinceramente las raíces de los problemas que nos aquejan, para poderlos resolver humanamente, aunque ello suponga tener que ceder en posiciones extrañas e injustas.

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