Manex ALTUNA

La feria de San Blas de Abadiño volvió a demostrar ayer, con la masiva asistencia de público, que es una cita referencial a nivel de Euskal Herria. Además, al coincidir la festividad en domingo, este año el gentío fue mayor que en anteriores ocasiones, sobre todo por la mañana ya que no llovió y la temperatura, pese al frío y el cortante viento, era agradable.

Para quienes no madrugaron, aparcar el coche en las inmediaciones de la localidad vizcaina resultaba prácticamente imposible, por lo que la mejor opción fue desplazarse en transporte público o dejar estacionado el vehículo en la zona industrial y recorrer a pie la distancia hasta el pueblo.

Y es que para las 11.30, Abadiño era un hervidero y un lujo que ofrecía la posibilidad de contemplar desde la lejanía el trasiego de gente en las faldas del Anboto, en cuya cumbre se podía ver un poco de nieve. Los accesos estaban a rebosar al igual que todos los puestos, aunque bien es cierto que la inmensa mayoría de los visitantes se limitaba a contemplar los productos expuestos: desde maquinaria agrícola hasta hortalizas, pasando por el pan, txakoli, queso o miel. Había mucho dónde elegir.

Sin duda, el ganado es uno de los principales atractivos de la feria de San Blas y casi doscientas reses ocupana las carpas colocadas con ese propósito. Fueron muchos los curiosos que se acercaron a ver de cerca a las vacas, bueyes, caballos y burros. Ejemplares espectaculares que los ganaderos exhibieron con la intención de dar a conocer su crianza y cerrar algún trato. La novedad de este año fue la incorporación de una exhibición de aves, destacando los ejemplares de varias especies autóctonas.

Por otro lado, los bertsolaris Peñagarikano y Azpillaga actuaron en la plaza junto con los alumnos de la Bertso Eskola de Abadiño. En el probaleku fueron homenajeadas once mujeres baserritarras, protagonistas especiales de esta edición. Y también se pudo disfrutar de un «caldo solidario» en honor a los represaliados políticos vascos.

Pero la actividad más populares fue sin ninguna duda la de degustar un buen talo con txorizo acompañado por vino o txakoli. La mayoría de los visitantes no desaprovechó la ocasión de llenar el estómago y coger el camino de regreso a casa con las tradicionales rosquillas y cordones bendecidos. Y es que, según reza la leyenda, si se llevan colgados del cuello y el noveno día se queman, se previenen los dolores de garganta y los catarros para todo el año.

Por la tarde, la lluvia hizo acto de presencia y poco a poco fue amilanando a la multitud que se acercó a Abadiño con la intención de disfrutar de esta jornada festiva. El gaztetxe y los bares fueron el refugio para resistir al agua y poder seguir el partido del Athletic mientras en el probaleku llegaba el turno de las famosas pruebas de bueyes que se llevan a cabo en esta localidad vizcaina.

Y como la comarca de Durangaldea es una de las más afectadas por el proyecto del Tren de Alta Velocidad, y Abadiño estaba repleto ayer de pancartas y carteles contrarios a la imposición de la denominada «Y vasca». Por este motivo, al mediodía una manifestación recorrió las principales calles del pueblo acompañada por los músicos de la Orquesta Nacional.