Los rojillos caen en el Camp Nou a un suspiro del último pitido
Otra vez ahogados en el tramo final
Si bien es cierto que el Barcelona achuchó lo suyo en el primer tiempo, los de Ziganda se hicieron acreedores de al menos un punto por el trabajo defensivo que realizaron, sobre todo tras la reanudación, en la que los locales sólo dispusieron de la ocasión del gol
BARCELONA 1
OSASUNA 0
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Esta vez la derrota no fue de penalti injusto, pero no por ello menos dolorosa a la sufrida en el Sánchez Pizjuán. A la vista de lo apretada que está la tabla, Osasuna acarició un precioso punto que, por ser el campo que era, hubiera incluido su buena dosis de moral, pero acabó besando la lona a falta de tres minutos para el final.
Precisamente cuando la escuadra rojilla tenía mejor controlado el partido, con un rival espeso y cansado por su compromiso de entre semana, amén de un conjunto navarro mejor aclimatado al penoso estado del césped. Pero la diosa fortuna no está del lado osasunista en la presente temporada y habrá que afrontar en El Sadar una nueva final ante el Zaragoza este próximo domingo.
En los inicios del choque, saltó sin complejos Osasuna a un terreno que no consiguió absorver los efectos del diluvio caído horas antes en Barcelona. Al menos durante el primer cuarto de hora, los ayer dirigidos a ras de césped por Andoni Goikoetxea, le plantaron cara al todopoderoso Barcelona, llegando a su área y presionándole muy arriba la salida del esférico.
Fue una ilusión que duró el tiempo que les costó a los culés zafarse de ese acoso con su habitual rapidez de movimientos y juego de tiralíneas. Unido a que los rojillos cedieron no sólo la posesión sino incluso un buen número de metros a la hora de esperar al rival.
Coincidiendo con el repliegue de velas navarro comenzaron a caer las ocasiones del lado azulgrana y el festival de Ricardo. El guardameta madrileño consiguió sacarle sendos remates a Bojan, amén de otros dos más a Iniesta y Henry. Ello sin contar aquéllos en los que no estuvieron acertados los culés, otros cinco claros.
Al menos, uno de los tópicos que se suelen decir antes de disputar un partido de estas características se estaba cumpliendo: que el teórico conjunto grande fallara sus ocasiones. Además, la línea defensiva ejecutaba de manera perfecta el fuera de juego, en el que cayeron los locales en varias ocasiones.
La respuesta rojilla fue sensiblemente inferior, como es lógico. Monreal la tuvo casi al principio -minuto 7- con un disparo pegado al poste con su pierna mala y el checo Plasil se resbaló justo cuando se disponía a rematar viniendo desde atrás tras un servicio desde la banda izquierda.
El 1-0, con nada
El estado del terreno de juego, el cansancio acumulado de los culés y la mejor presencia física de Osasuna se sumaron para ofrecer un segundo periodo en el que los de Rijkaard fueron perfectamente anulados por la escuadra navarra.
El tono de la contiendia bajó muchos enteros por todos esos motivos, las ocasiones comenzaron a escasear y los de Ziganda parecían predispuestos a sumar un punto que hubiera sido balsámico.
Pero los equipos grandes además de calidad suelen disponer de esa dosis de fortuna necesaria para estar encaramados a lo más alto de la clasificación. A falta de tres minutos para el final -no se le había contabilizado ni una sola oportunidad al Barça en toda la segunda parte-, Xavi sacó petróleo de un rechace involuntario de la zaga osasunista.
Resulta complicado hacer balance de encuentros en los que se ha estado en un tris de puntuar y al final se le queda a uno cara de tonto. Sin embargo, Ziganda sigue siendo fiel defensor de la línea que en las últimas jornadas viene protagonizando el equipo que dirige.
«Todo el mundo está trabajando muy bien, pero al final nos falta rematar. El grupo le está poniendo mucha casta en los partidos más recientes y tiene mucho margen de mejora por lo joven que es. Debemos seguir en este camino y ahora sólo nos falta sumar victorias y puntos para confirmar esta buena línea», explicó.
En cualquier caso, el técnico de Larraintzar no fue ajeno a la mala suerte e injusticias deportivas que están padeciendo sus hombres, especialmente en los dos últimos encuentros. «Son demasiados partidos que se escapan para las palizas que nos pegamos», comentó lacónico.
«El punto por el que estábamos luchando nos venía muy bien, dada la situación en la que nos encontrábamos», prosiguió un compungido Ziganda, para quien «no sirve de nada lamentarse, hay que recuperar las fuerzas como sea, pero el equipo está dolido», confesó.
El preparador osasunista, que se vio obligado a ver el choque desde el palco del Camp Nou, reconoció que «al final nos hemos echado muy atrás, pero al Barça le faltaba claridad en ataque y estaba muy espeso. La verdad es que con estos jugadores sabes que en cualquier momento pueden hacerte gol, pero no te puedes martirizar con esa jugada».
GARA