Clermont-Ferrand y Biarritz protagonizaron un encuentro muy equilibrado y en el que las defensas se impusieron sobre los ataques rivales (12-9). Sobre estos cimientos, el encuentro se decidió por la habilidad de unos y otros a la hora de evitar faltas canjeables por puntos.

Los locales se llevaron el gato al agua en este apartado y sumaron cuatro puntos gracias a otras tantas patadas a palos de Brock James. El biarrotarra Julien Dupuy también acertó en todas las oportunidades de las que dispuso, pero fueron sólo tres y no valieron más que para sumar un bonus defensivo.

La brecha se abrió en los estertores del primer periodo, cuando dos anotaciones consecutivas de los amarillos ponían el 9-3 en el marcador y hacía que los casi 15.000 hinchas locales -también se pudo ver alguna ikurriña- se las prometieran muy felices.

Biarritz achuchó en la reanudación, sobre todo al final, pero no pudo ser. Una lástima, porque una victoria en la capital de los neumáticos -el estadio se llama Marchel-Michelin- hubiera aupado a los rojiblancos a la segunda posición, que queda ahora en propiedad del Clermont.