Los italianos volverán a votar los días 13 y 14 de abril, sólo dos años después de las últimas elecciones legislativas, según la decisión adoptada ayer por el Consejo de Ministros en funciones después de que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, disolviera el Parla- mento. Una elecciones anticipadas en las que la derecha liderada por el ex primer ministro Silvio Berlusconi, de 71 años, parte como favorita frente al candidato del nuevo Partito Democratico (PD) -nacido de la fusión del centrista Margherita y del socialdemócrata Democratici di Sinistra-, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, de 52 años.

En este inédito duelo, ya que Berlusconi no encontrará a su viejo adversario Romano Prodi, se enfrentan dos políticos totalmente opuestos que sólo tienen un punto común; la enorme importancia que conceden a la comunicación. El líder de la derecha es la quinta vez que concurre a los comicios, en dos de ellas -1994 y 2001- accedió al poder y en otras dos -1996 y 2006- fue derrotado, y lo hará al frente de una coalición.

En esta ocasión se va a enfrentar a un hombre de otra generación y líder de una nueva formación que, según reiteró ayer Veltroni, acudirá en solitario, y no en coalición como lo hizo Prodi, a las elecciones. Justificó esta nueva estrategia al asegurar que «Italia tiene derecho a algo nuevo para salir de un periodo de conflictos, divisiones e inmovilismo político. Es el reto que nos espera. Es necesario pasar página y el PD lo hará».

Sin embargo, esa postura es criticada precisamente desde los partidos de izquierda, que le reprochan que esa actitud provocará de nuevo la llegada de Berlusconi al poder.

El primer ministro dimisionario confirmó que no concurrirá de nuevo a la cita electoral «para abrir la vía al cambio generacional, que es necesario» e insistió en su adhesión al PD y a Walter Veltroni.

Prodi se expresó así tras el anuncio, por parde de Napolitano, de la disolución del Parlamento, una decisión que dijo haber adoptado con «pesar». «La disolución de las cámaras es una decisión obligada. No se daban las condiciones para proseguir», declaró, e insistió en la necesidad de «continuar el diálogo» sobre las reformas que Italia necesita.