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Pako Ayestarán Preparador físico y ex asesor deportivo de la Real Sociedad

Lunes de carnaval y el jueves a estudiar

Los hechos no cambian de un día para otro. Hoy no puede ser negro lo que ayer era blanco. Lo que sí puedo decir es que si hubiese aceptado el puesto en la Real Sociedad por dinero, lo que no hubiera tenido demasiado sentido sería haberme ido

Me gustaría hacer referencia a la noticia que se genero el lunes de carnaval en relación a mi persona. Seré muy breve, porque ya manifesté mis apreciaciones al salir del club el día de la despedida, y porque considero que no debemos comparar a la Real Sociedad con una comparsa, más cercana a un episodio de salsa rosa, en el que es habitual poner frases en boca de otros sin presentar pruebas. Sería de agradecer que si se mencionan frases que no se citan textualmente se haga referencia al contexto, con las frases completas, ya que es muy fácil distorsionar la realidad desviando la atención de lo que realmente se habló y que no interesa contar. Nunca el carnaval sería lo mismo sin las «comparsas».

Los hechos no cambian de un día para otro. Hoy no puede ser negro lo que ayer era blanco. Lo que sí puedo decir es que si hubiese aceptado el puesto en la Real Sociedad por dinero, lo que no hubiera tenido demasiado sentido sería haberme ido.

No he tenido siquiera la tentación de asumir, sólo por dinero, las decisiones de otros. Los días, por cierto, en los que he trabajado para la Real Sociedad sólo me han ocasionado gastos. No he percibido un sólo euro, por si quedan dudas.

Acepté el cargo con la promesa de poder tomar decisiones en el área encomendada y entre ellas estaba la elección del entrenador. No es un chantaje sino una decisión coherente con las responsabilidades que se me prometieron. A partir del momento en que esto no fue posible, la colaboración con el proyecto concluyó.

En aquel momento realicé un último intento por resolver la situación. Lo hice por mucha gente del club y por aficionados que creyeron en mí –a los cuales desde aquí les agradezco su apoyo–, por la Real Sociedad y por Juan Carlos Oliva, al que valoro como un gran entrenador y que merece al menos ser tratado con respeto.

Él respondía desde mi opinión profesional a las necesidades de la actual plantilla. Su único pecado ha sido no tener un «currículum» suficiente para entrenar a la Real Sociedad. La experiencia me dice que un «currículum» no siempre garantiza resultados.

En cuanto a los cambios de criterio y opinión repentinos sólo algunas muestras que además se reflejaron en distintos medios: he pasado en cuestión de horas de ser un técnico codiciado por los mejores clubes de Europa, a ser calificado de preparador físico de forma despectiva. He pasado de ser válido para entrenar a la Real Sociedad este año, e incluso ofrecerme el cargo para la temporada que viene si estábamos en Primera, a ser considerado un profesional sin experiencia.

Son numerosos los testigos que pudieron comprobar cómo me agradecieron el esfuerzo realizado por llegar el día de las votaciones a la firma de acta del nuevo Consejo, posterior a la elección. De ahí hemos derivado a perder aviones deliberadamente con el fin de llegar a un acuerdo económico del que nunca se habló telefónicamente. Y hasta a ser descalificado por alguien que me ayuda como amigo y no como representante, al que yo nunca pedí que acudiese a Madrid, pero claro esta, siempre por boca de otros.

Los más carnavaleros conocen el dicho: «jueves gordo, viernes flaco, sábado regular, domingo, lunes y martes carnaval, miércoles de ceniza y el jueves a estudiar». Se acabó el carnaval y ahora lo que realmente importa es la Real Sociedad, que necesita un proyecto deportivo serio, no solo financiero, y que cada profesional se centre en aquello que domina; todo por el bien del club de todos los guipuzcoanos.

No quisiera pasar por alto referencias a amigos que por supuesto no negaré. El apóstol San Pedro llegó a negar hasta tres veces a Jesús, y yo desde aquí no sólo no niego sino que me enorgullezco de tener amigos como Iñaki de Mújika, con el que tengo plena confianza y que jamás ha utilizado públicamente en su beneficio profesional nada de lo que entre ambos hayamos podido confiar.

En cuanto al “Diario Vasco”, pueden ser ellos mismos los que pueden dar fe de si en algún momento yo les he filtrado alguna noticia. Desde mi llegada a San Sebastián hice hincapié en dos valores fundamentales que diferencian a unos clubes de otros: el respeto a las formas y los tiempos, algo que creo he respetado y que la Real Sociedad está perdiendo a marchas forzadas.

Durante estos días he convivido entre la desilusión y el alivio. Desilusión por no haber podido llevar a cabo un proyecto en el que, realmente, no sólo yo sino mucha gente de alrededor del club creían y con el que nos mostrábamos esperanzados. Y alivio por haberme dado cuenta a tiempo de una realidad que mi exceso de ilusión no me permitió ver en un principio.

Pero no es menos cierto que se puede conseguir engañar a todo el mundo una vez, a alguno durante toda la vida, pero nunca a todo el mundo durante toda la vida.

A modo de posdata, quiero presentar mis disculpas al Consejo por no haber estado presente en una votación de la cual no tenía comunicación alguna de que se fuese a producir, y para la que por lo tanto no dejé poder alguno. Igualmente, mis disculpas por no conocer un resultado del que tampoco nadie me informó.

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