Las palabras pronunciadas por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Iglesia anglicana en Gran Bretaña en el sentido de que «parece inevitable» que su país termine aceptando algunos aspectos de la sharia (ley islámica) han provocado una fuerte polémica y una lluvia de críticas. El propio Gobierno británico tildó de «receta para el caos» lo dicho por Williams.

El reformista primado anglicano explicó que la introducción de la sharia se limitaría a algunos aspectos de la vida cotidiana, descartando la aplicación de castigos inhumanos o normas represivas y discriminatorias. Pero los políticos de los principales partidos, así como destacados musulmanes rechazaron de forma unánime los argumentos de Williams.