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Txanba Payés Cantautor y poeta salvadoreño residente en Euskal Herria

De Rajoy a Sarkozy y a Le Pen

Hace unos años el Sr. Mayor Oreja llegó a decir que en el futuro los problemas fundamentales iban a ser... sí, ya se lo imaginan: la inmigración y el terrorismo En este juego de «quién tiene más mano dura con la inmigración» el partido en el Gobierno también es cómplice silente, aunque ahora aparezca como defensor de los inmigrantes

Ahora dice Rajoy que obligará a los inmigrantes que deseen renovar su permiso de residencia a firmar un «contrato de integración». En ese documento, los extranjeros deberían comprometerse «a cumplir las leyes, a respetar las costumbres de los españoles, a aprender la lengua, a pagar sus impuestos, a trabajar activamente para integrarse en la sociedad española y a regresar a su país si durante un tiempo no encuentran empleo». El PP necesita que los inmigrantes firmen un papel en el que digan que van a ser buenos y a cumplir con la ley porque, para la derecha, los inmigrantes son gente de poco fiar.

El contrato del Sr. Rajoy es una mezcla de perogrulladas y demagogia barata que quizás pueda engañar a algunos incautos. Nada nuevo, ya lo intentaron otros en el pasado. Es tan sólo recurrir a una insana antipatía hacia los inmigrantes para aumentar sus votos electorales. Sembrar recelos y estimular prejuicios y discriminaciones es lo que va a conseguir con este tipo de «contratos», a la vez que fomenta un excluyente nacionalismo español y limita derechos a quienes recién llegan al país. Es como hacerle un guiño de complicidad a la extrema derecha española. La política del PP, se mire por donde se mire, es de miedo.

Cuando revisamos las hemerotecas entendemos ese discurso racista del Partido Popular. Hace unos años el Sr. Mayor Oreja llegó a decir que en el futuro los problemas fundamentales iban a ser... sí, ya se lo imaginan: la inmigración y el terrorismo. Así pues, no es de extrañar que ahora Rajoy y sus adláteres salgan con su contrato de integración. Poco le falta para añadir en el contrato que a los inmigrantes se les colocará una vez firmado un número que indique su estatus social y cultural. Cuando Mayor Oreja era ministro de Interior envío a cientos de joyeros una circular que decía, entre otras cosas, que no abriesen la puerta de la joyería a personas con rasgos latinoamericanos. ¡Qué poca memoria se tiene de estos tipos!

Además Rajoy ha copiado las propuestas respecto a las buenas normas que deben cumplir los inmigrantes de su amigo Sarkozy -éste a su vez se las copió a Le Pen-. Qué pocas ideas tienen sus asesores. Lo del Partido Popular era de esperar, el anterior presidente español fue quien impulsó las dos reformas a la Ley de Extranjería que, por supuesto, sigue vigente. El Tribunal Constitucional ha declarado la inconstitucionalidad del artículo 11.2 de la Ley de Extranjería que restringe el ejercicio del derecho de huelga sólo a los inmigrantes que estén autorizados a trabajar en España. El Sr. Rajoy pretende dar una imagen de dureza frente a la inmigración, asociándola con la delincuencia. Es el discurso fácil y ramplón que siempre esta ligado a la derecha más fútil y rastrera. Es un discurso muy peligroso con el cual está dando el pistoletazo de salida para que los mas activos de la ultra derecha española salgan a la caza del inmigrante por las calles y plazas de cualquier ciudad.

Poco a poco se les está viendo el plumero, por ser, además de un partido de extrema derecha, un partido racista y xenófobo. Por algo tienen como fundador a un franquista. Si recordamos la fotografía en blanco y negro de cuando Franco recibía a ese otro fascista en la estación de Hendaia, dime de donde vienes Rajoy y te diré quién eres. Un hijo de la derecha más rancia y xenófoba que ha dado la historia reciente. Se entiende, por tanto, por qué no es necesario para él que se recupere la historia con una lívida ley de la memoria histórica. Porque si echamos un vistazo a esa historia nos daremos cuenta, de que en su partido hay muchos que son hijos del régimen anterior. En otras palabras, son hijos de quienes estuvieron al lado de un dictador y son ellos mismos los que se consideran demócratas. Falacias extremas para un facha extremo, mentiras extremas para un facha con ínfulas de su antecesor.

Sin embargo, en este juego de «quién tiene más mano dura con la inmigración» el partido en el Gobierno también es cómplice silente, aunque ahora aparezca como defensor de los inmigrantes. Por más que el PSOE se rasgue las vestiduras ante tan xenófoba propuesta, no olvidemos que ellos han estado cuatro años en el Gobierno, y no han cambiado ni un ápice la Ley de Extranjería. Y si no lo han hecho es porque se sienten cómodos con ella. Y porque, en el fondo, también consideran buenas las leyes de inmigración que reformaron los del PP cuando Aznar era presidente.

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