Un hombre, 190.000 votos
Iñaki IRIONDO
Y semejante decisión, que afecta a uno de los derechos fundamentales en una democracia, la ha tomado ese hombre solo, ese juez, en fase de instrucción de un sumario. Es decir, mientras va preparando el tema para juicio y de forma provisional, por si acaso. Sucede además que ese único hombre, ese juez, tiene ganada fama entre sus compañeros, y entre los expertos en derecho penal, de instruir mal sus sumarios. Lo ha demostrado también ahora. El pasado miércoles todos los periódicos coincidían en que la imputación personal de miembros de ANV era una condición necesaria para que pudiera actuar contra este partido y decretar la suspensión de sus actividades. Pero el juez instructor no había caído en ello hasta que la defensa lo puso sobre la mesa para evitar la suspensión. Entonces cogió un papel e improvisó un auto imputando los delitos de «colaboración con organización terrorista» y «asociación ilegal» a tres dirigentes de ANV. Y asunto arreglado.
En definitiva, un hombre que manipula los datos a su antojo, un juez al que suelen tener que corregirle muchas de las causas instruidas, él solo, como el Llanero aquel del Oeste, puede decidir a quién se vota y a quién no. Y a eso le llaman democracia.
El 21 de enero dijo que estas cosas, «con documentación muy compleja», requieren «largos plazos» para su estudio, por lo que no deben vincularse a «periodos electorales». Al día siguiente, nada más recibir la «documentación muy compleja», le bastaron unas horas para fijar las vistas con el fin concreto de la «suspensión de actividades». Ya sabía a qué iba. Y ayer soltó su decisión a la vez que el Tribunal Supremo iniciaba sus trabajos. Dicen de él que es vanidoso. En manos de un hombre así están los derechos y el futuro de miles de personas.