La Real no debe participar en la división del fútbol guipuzcoano
Joseba ITURRIA
El mismo día en el que se hacía público el acuerdo por el que Antiguoko y Kotskas pasaban a firmar el convenio de colaboración con la Real en las mismas condiciones que el resto de los clubes, algo impensable hace unos meses cuando los antiguotarras se negaban tajantemente a asumir el criterio de territorialidad en las edades más tempranas, la persona que preside la Real anunciaba a través de su página web su voluntad de impulsar una candidatura a la Guipuzcoana alternativa a la presentada un día antes por clubes importantes. ¿Coincidencia o parte del acuerdo?
Uno nunca ha entendido, ni antes ni ahora, que la Real se meta en estas batallas que dividen cuando su papel debe ser el de unir a los clubes guipuzcoanos, dejar que éstos decidan quién les dirige en una Federación que siempre mantenga su autonomía con respecto al club blanquiazul y limitarse a garantizar que los jóvenes de mejor proyección lleguen a la Real.
Eso es lo único que le debe preocupar y para eso lo ideal es no entrar en divisiones ni enfrentamientos, ni con el Antiguoko ni con el resto de clubes del herrialde.
Para ello basta con establecer unos criterios objetivos en los convenios asumibles por todos los clubes para que sus buenos jugadores lleguen a la Real Sociedad y que éstos y su Federación se encarguen de decidir cómo deben trabajar. Por eso la noticia positiva -que todos, con la excepción del Mariño estén convenidos con la Real en igualdad de condiciones- se ve empañada con la negativa de su disposición a fomentar la división.