El multimillonario y líder derechista Silvio Berlusconi recibió ayer un duro golpe tras el anuncio efectuado por su hasta ahora aliado Pier Ferdinando Casini, líder de la UDC, de poner fin a la alianza que durante 14 años ha mantenido con el magnate. Casini se despidió con duras palabras, al indicar que «al amigo Berlusconi le digo una cosa clara y simple: no todos en Italia están en venta».

El líder de la UDC había reafirmado en los últimos días su rechazo a tener que renunciar al símbolo de su partido para poder formar parte del nuevo proyecto de Berlusconi, el PDL.

Según Casini, los italianos no quieren poner su futuro en «una nueva formación populista y demagógica, un gran arca de Noé que puede comprar los símbolos pero no los hombres, ni las ideas».

El PDL es actualmente una lista política formada por el partido de Berlusconi, Forza Italia, al que se unirá la derechista Alianza Nacional el próximo otoño, y otras pequeñas formaciones.

Con la candidatura de Casini crecen los rivales de Berlusconi, que hasta ahora sólo se tenía que preocupar del secretario del Partido Demócrata (PD), Walter Veltroni, y, más de lejos, del líder de la coalición La Izquierda Arco Iris, Fausto Bertinotti.

Además, en caso de victoria del PDL, como preven los sondeos, la falta de apoyo de la UDC podría crear problemas a Berlusconi en el Senado. Según publicó el diario «La Stampa» a partir de los últimos sondeos, el PDL conseguiría una cómoda mayoría en la Cámara de los diputados y no necesitaría los 37 escaños a los que puede llegar la UDC. Mientras que en el Senado, la falta de apoyo de los seis posibles senadores de la UDC podría dejar en minoría al magnate.