GARA > Idatzia > Kultura

La película brasileña «Tropa de Elite» logra el Oso de Oro

«Tropa de Elite», la película ganadora del Oso de Oro en la Berlinale, relata una trama de corrupción y violencia en las favelas de Río de Janeiro. El film logró el triunfo ante serias competidoras de Hollywood o Europa gracias a lo que los críticos consideran un potente retrato del compromiso moral que los policías aceptan para lograr sobrevivir.

p060_f01_148x112.jpg

Gemma CASADEVALL | BERLÍN

La película brasileño-argentina «Tropa de Elite», de Jose Padilha, ganó ayer el Oso de Oro de la Berlinale, un festival donde el cine latinoamericano brilló y en cuyo palmarés se advierte el sello político del presidente del jurado, el griego Constantin Costa Gavras.

Padilha, con su film sobre la violencia y la corrupción policial en las favelas, se llevó lo máximo de Berlín, mientras que el mexicano Fernando Eimbcke, exponente de un cine más intimista, ganó el Premio Alfred Bauer y el de la crítica internacional, FIPRESCI. «Tropa de Elite» se adentra, cámara a cuestas, en la estrategia a lo «Rambo» de un cuerpo especial de la policía de Río. Lo cuenta desde la perspectiva policial, a partir de unos pocos miembros de esa tropa y con ocasión de los preparativos para la visita del Papa Juan Pablo II a unas favelas controladas por bandas de traficantes más armadas que esos «rambos» policiales. La película de Eimbcke se sitúa en el polo opuesto: ritmo lento, hasta lentísimo, para seguir con pulso magistral a un muchacho de 16 años que recorre la ciudad en busca de un recambio de automóvil y mientras trata de superar el desgarro interior por la muerte de su padre. Al margen del caso de Eimbcke, el "sello de identidad" del director griego se hizo notar en el Oro para Padilha, un film de impacto que en Brasil vieron ya 15 millones de espectadores -11,5 millones en copias pirata-, y se extendió a los restantes grandes premios.

Plata para Morris

El documental "Standart Operating Procedure", de Errol Morris, ganó el Oso de Plata o Gran Premio del Jurado, en lo que se considera la decisión más coherente del jurado de Costa Gavras. El film, primer documental a competición en la historia de la Berlinale, reconstruye a través de las fotografías de torturas a presos iraquíes en Abu Ghraib y también de testimonios de quienes las infligieron, el caso que escandalizó al mundo.

El Oso de Plata fue para Paul Thomas Anderson -que ganó el Oro en el 2000 por "Magnolia"- ahora con otra película de claro contenido político, "There Will Be Blood", sobre el nacimiento del capitalismo petrolero descarnado, corrupto y corruptor. Se trata de un film épico apuntalado en la soberbia interpretación de Daniel Day-lewis, quien encarna la maldad y la falta absoluta de escrúpulos.

El Oso de Plata para la mejor actriz fue para Sally Hawkins, por "Happy-Go-Lucky", de Mike Leigh, una refrescante comedia que aligeró la Berlinale con su retrato de una alocada y algo enervante muchacha empeñada en irradiar felicidad como antídoto a la amargura. El correspondiente al mejor actor fue para el iraní Reza Najie, el atribulado padre de familia y perseguidor de avestruces del film "Avaze Gonjeshk-ha" (Song Of Sparrows), de Majid Majidi. Aparentemente, se trata de dos personajes en las antípodas: la londinense y colorida Poppy, el desempleado que se busca la vida sobre una motocicleta por Teherán. En ambos casos, sin embargo, representan el positivismo y la capacidad de esquivar la maldad.

La más popular

El festival se despidió así con un palmarés destinado a no gustar a todos, como suele ocurrir, y también como la Berlinale más popular y apretada de la historia. Se vendieron 230.000 entradas al público corriente, unas 10.000 más que el año anterior, y hubo unos 20.000 acreditados, entre ellos 4.200 periodistas, asimismo un incremento del 10 por ciento. Las citas más mediáticas se resolvieron a codazos y empujones, como las conferencias de prensa de Rolling Stones y Madonna.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo