Beñat ZARRABEITIA

Tras la declaración de independencia, la Federación kosovar ya se ha puesto manos a la obra para que los equipos nacionales de su país sean admitidos en la UEFA y FIFA. Según el presidente de la asociación del nuevo Estado, Fadil Kokrri, en declaraciones al periodico bosnio San, «Kosovo será reconocido y podrá jugar las eliminatorias para la Eurocopa de 2012».

De momento, el equipo de las águilas ya tiene nuevo seleccionador. Se trata de Kutjim Shala, ex jugador del Partizán. El nuevo responsable técnico de Kosovo participó junto al también kosovar Ardian Kozniku en el primer equipo que representó a Croacia en 1990 en un choque frente a EEUU. Por ello, y gracias a sus magnificas relaciones con la federación ajedrezada, Shala confía en que el estreno oficial de su país se produzca ante el combinado dálmata. Una situación que alimentaría la histórica tensión entre serbios y croatas, que vivió la pasada semana su penúltimo capítulo con la vuelta del autobús de la Cibona de Zagreb hacia su país cuando se dirigía a jugar un choque en Belgrado ante el Partizán.

Las figuras del presidente y el entrenador son muy importantes en cualquier estructura deportiva, pero si hay algo verdaderamente fundamental, son los jugadores. Por el momento, se desconoce quiénes serán los integrantes del equipo, ya que son muchos los exiliados y descendientes de inmigrantes repartidos por toda Europa. Hasta el momento, en los últimos 15 años un combinado representativo de Kosovo ha jugado encuentros frente a Arabia Saudí o Mónaco en casa, Turquía o el norte de Chipre. La mayoría de los integrantes de conjunto jugaban en la Superliga Kosovar y tan sólo tres actuaban en las ligas bosnia y sueca. Sin embargo, ahora con la oficialidad, el panorama puede ser bien distinto debido a la cantidad de jugadores que militan en los diferentes combinados -y sus categorías inferiores- de Estados como Suiza, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia, Austria o Albania.

La gran estrella del equipo podría ser Valon Behrami. El lateral ambidiestro de la Lazio, nació en 1985 en Kosovo antes de que su familia se trasladase a Suiza. Allí, desarrolló su carrera antes de dar el salto al Calcio y convertirse en uno de los puntales del combinado relojero. Pero, Behrami siempre ha hecho público su deseo de jugar con el equipo de sus raices una vez que fuera oficial. Así, podría seguir el camino de Rakitic y Kuzmanovic -también protagonistas de un reportaje en GARA- y dejar la selección suiza. Eso sí, en su caso lo haría una vez celebrada la próxima Eurocopa.

Quien seguro no vestirá la camiseta kosovar es Lorik Cana. El jugador nacido en Pristina, la capital del país, y que actualmente milita en las filas del Olympique de Marsella, ya ha anunciado también su intención de seguir formando parte de la selección albanesa. Tanto Cana como Behrami forman parte de la punta de un iceberg, la de mayor calidad dicho sea de paso, de una generación de jugadores que tendrá que elegir su camino futbolístico. Al igual que Cana, Besirt Berisha, jugador del Burnley inglés, también jugará con Albania, algo que se puede observar nada más entrar en su página web, en la que destaca una gran bandera de este país. Por su parte, Shefki Kuqi, delantero tanque del Fulham, no se ha posicionado sobre si dejará el combinado finés.

Así, otro de los nombres más «conocidos» es el de Milaim Rama. El delantero del FC Thun suizo, de ya 31 años, formó parte del plantel helvético en la Eurocopa de 2004. Desde el mismo país podrían recalar el jugador del Aarau Kristian Nushi, Albert Bunjaku, que juega en la Segunda de Alemania, o dos internacionales sub 21 actuales: Beg Ferati y Alme Abdi.

Otras promesas kosovares desperdigadas por el continente son el delantero austríaco Besian Idrizaj; el punta del Liverpool y con pasaporte sueco Astrit Ajdarevic - de apenas 17 años-; Ardian Gashi, cuya familia se refugió a sus ocho años en Noruega; o los alemanes Enis Alushi y, sobre todo, Mergim Mavraj, defensa del Bochum e internacional sub 21 con los germanos. En definitiva, mucha materia prima y muchas dudas para un país que acaba de saltar a todas las escenas, incluida la del fútbol.