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Raimundo Fitero

En su momento

En algunos análisis sobre los emergentes televisivos dentro de los programas con titularidad personalizada hablaban de los secundarios que estaban alcanzando más popularidad que sus jefes. Uno de los casos que colocaban como ejemplares era el de Jordi Évole, el segundo de Buenafuente que se aparece convertido en «El Follonero» y que tiene en estos momentos un programa propio en La Sexta con un título tan imbécil com efectivo «Salvados por la campaña».

Jordi Évole, actor, periodista, comunicador, entretenedor, o como debamos llamarle tiene un ángel. Su cara, su tono, camufla su auténtica personalidad. Ha logrado crear un personaje que le ayuda para cometer las más claras y flagrantes exageraciones, pero consigue que sus reportajes, sus apariciones, sus propuestas conecten con una amplia representación de los públicos televisivos. Diría que está viviendo unos momentos en donde ha logrado una licencia especial para que los políticos le acepten no sin reticencias, pero no se sienten en ningún caso ofendidos, ni violentados por sus comentarios y situaciones provocadas.

Lo último que le he viso y que realmente me dejó un poco colapsado es que se presentaba con el micro con el anagrama de la SER en un mitin del PP y recibía gritos, silbidos y una agresividad manifiesta. Pero a la vez hacía lo propio con un micro con anagrama de la COPE y era recibido en un espacio zapaterista con abucheos, aunque no de la misma violencia de la anterior experiencia. Algo a considerar de una manera más objetiva, aunque tengamos la mosca tras la oreja. La posible selección, o sea, la manipulación.

Seguramente lo que nos han dejado ver es una parte del material del que disponen, pero esta actitud ante los medios de comunicación es una consecuencia del actual servilismo, partidismo y manipulación de los medios de comunicación. Algunos sabemos desde hace tiempo lo que es estar marginados, insultados y violentados simplemente por trabajar en unos medios de comunicación concretos, pero ahora esa exclusión ha llegado a todos. O eres de unos o eres de otros, y es algo que va en contra de la libertad de expresión. Incluso para El Follonero.

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