GARA > Idatzia > Zirikazan

Ni mito ni leyenda: existe

Seguir la actualidad política, judicial, laboral día a día resulta, cuando menos, deprimente, y más si la atraviesas por la perspectiva de género. Así que, cuando salta una buena noticia, es un verdadero placer comentarla. Científicos italianos han asegurado que el punto G de las mujeres no es un mito ni una leyenda urbana. Existe.

Lo cierto es que, todavía, nos resulta difícil hablar de sexo sin tapujos ni prejuicios, incluso entre muchas parejas, que «lo hacen» pero no lo comentan. Y no digamos en la calle que, salvo chistes normalmente machistas y de mal gusto, sigue siendo tema tabú. Hay mucha hipocresía sobre lo que está considerado como comportamiento sexual «normal», a pesar de que está demostrado que la práctica sexual no se suele adaptar bien a las exigencias impuestas por la sociedad o las religiones. La masturbación es prácticamente universal y la monogamia en serie, el adulterio y la homosexualidad y bisexualidad mucho más comunes de lo que socialmente se reconoce.

La falta de una buena educación sexual, en el caso de las mujeres más restringida por pautas culturales -ni siquiera se suele hablar de sexo puro y duro entre amigas-, lleva a que muchas de ellas no conozcan su cuerpo ni el funcionamiento y los ciclos de sus órganos. Así que no es raro que cuando han oído hablar del punto G y del intenso placer que proporciona su estímulo hayan intentado localizarlo y a falta de éxito se pregunten: ¿es que no lo tengo? ¿Soy torpe? ¿Existe? Pues sí, amigas, existe. Lo que tenemos que hacer es autoeducarnos y, dedicarnos a la autoexploración o compartirla con nuestra pareja para percibir «físicamente» los cambios que experimentan nuestros genitales. A partir de ese momento, cuando se activan todos los puntos sensitivos -desde el clítoris hasta el interior de la vagina- es cuando las mujeres podemos alcanzar, incluso, múltiples orgasmos vaginales y, si existe voluntad para ello, será más fácil «pillar» el punto G.

Después de un proceso de aprendizaje y maduración sexual, es altamente probable que una mujer sana, libre de traumas sexuales y con ganas de revitalizar su relación sexual pueda comenzar a explorar y disfrutar de los orgasmos del punto G. Es trabajoso, requiere de mucha paciencia y buena disposición, pero la recompensa es tremendamente gratificante y enriquecedora para su cuerpo, para su mente y para sus parejas.

Dejando a un lado pudores y vergüenzas, es también importante enseñar o adiestrar a la pareja. Si se trata de un hombre, éste deberá ejercitar mucha paciencia y nada de apresuramientos, ya que. a diferencia de la mujer -que puede ir acomodando la posición de acuerdo a las percepciones o sensaciones que experimenta-, el hombre deberá, captar señales externas, usar su intuición y tener mucho autocontrol para evitar apresuramientos.

Terminar con la ignorancia y mejorar la calidad de nuestras relaciones sexuales creo que es un buen objetivo. ¡Animo y a ello!

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo